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Harry's  POV

Las nubes cada vez se oscurecían más a medida que caminaba, podía notar cómo pequeñas gotas de lluvia caían sobre la vereda. Varios recuerdos de la noche anterior ya habían pasado fugaces por mi mente logrando que mi desesperación por llegar al bar aumentara.

Es verdad, ella me había echado de mi propia casa, en frente de mi hija, pero la única razón por la cual lo hizo fue para evitar que llegara a mayores, para evitar algo peor.

Porque ella sabía que si no parábamos las cosas en ese momento, luego estas no tendrían arreglo.

Y ahora el que había dejado las cosas sin arreglo era yo.

Entré al bar y más momentos me abrumaron: podía ver a Emilia jugueteando con una pajilla en el bar mientras se alzaba un poco la falda mostaza que llevaba puesta, podía ver su cabello completamente laceo, muy diferente a cómo yo lo había visto hace unos minutos. Me acerqué a recepción.

-Disculpe, estuve aquí ayer por la noche, parece que dejé mi celular olvidado.

La recepcionista alzó la mirada y noté gran sorpresa en sus ojos, apartó la mirada intentando, al parecer, controlarse.

-Eres Harry Styles - susurró y se llevó ambas manos al pecho.

Asentí.

-Perdona, esto no es para nada profesional -se disculpó agitando las manos - Es más, si mi jefe se entera que estoy hablando con un cliente sobre algo más que no sea reservas... - Alzó ambas cejas indicando que la reacción de su jefe no sería nada buena.

-Sólo dame tu autógrafo, por favor - pidió y me entregó un papel con un lapicero, asentí y la señalé ligeramente con este en señal para que me indique su nombre.

-Gemma - respondió.

-Ese es el nombre de mi hermana - añadí,no sabía nada de ella desde que me dieron de alta del hospital.

-Apuesto a que es muy bella.

-Oh si, lo es - le entregué el papel y ella pareció tomar su rol otra vez.

-Entonces ¿En qué lo puedo ayudar? - preguntó sonriente.

-Creo que dejé mi... - no pude continuar ya que me topé con la mirada de ________.

Estaba al fondo de la habitación, sentada sobre un pequeño sofá color negro.

Sus botas de cuero del mismo color que le llegaban hasta las rodillas se perdían en este, su abrigo también negro dejaba a la vista una blusa blanca de encaje, combinada con una falda y pantimedias. Su cabello alborotado ahora recogido en un moño bajo con varios flecos enmarcando su rostro. Su rostro, su bello rostro con una expresión que nunca había visto en ella.

Al mirar la copa de Martini vacía en la pequeña mesa a su derecha y mi celular entre sus manos entendí el porqué.

Sus labios ligeramente aduraznados formaban una línea recta, bajó la mirada hacia su regazo, tomó su bolso con lentitud y se paró en dirección hacia dónde yo me encontraba. Se colocó al lado de la recepcionista y le entregó mi celular.

-Tarde - habló con firmeza sin mirarme, pasó por mi lado como si yo no existiera y salió del bar.

¿Hasta que la muerte nos separe? - (Segunda parte de Dulce Espera, H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora