5.

33.4K 1.4K 92
                                    

Me siento sucia,
Usada,
Humillada,
Me siento como un objeto que me pueden manejar como ellos quisieran...

Quiero evitar todo eso, pero todos están contra mi y no puedo hacerlo sola.

Estaba en el baño de la triste habitación para ducharme.

Me dolía la entrepierna por lo salvaje que fue el señor conmigo...peor que los amigos de mi hermano.

Es sábado por la mañana, y estaba acostumbrada a salir a dar un paseo por el parque que hay frente a mi casa.

Me siento agobiada en esta habitación sin color, sin ventanas...

Me senté en la cama y esperé a algo nuevo.

[...]

Me estaba quedando dormida en la cama hasta que entro la pelirroja que traía un plato con un pan sin nada.

Me lo lanzo y lo cogí antes de que caiga al suelo.

— disfruta de eso que ya no comerás igual — dijo y soltó una carcajada.

— cuando termines llamas a la puerta — dio un paso y se giró — ah, y te llama el señor —

No quería ver al señor, no quiero, tengo miedo.

Me lo comí en cuestión de segundos ya que moría de hambre.

Toque la puerta y el turco me cogió del brazo fuertemente tirando de mí hasta caer al suelo.

— suélteme, n-No quiero ir... —

No me soltaba.

— suéltame por favor —

Comencé a llorar.

El era más fuerte que yo y me arrastraba.

Llegamos a una oficina en el que el señor estaba sentado en un lujoso sillón.

Mi corazón se puso a mil por horas al verlo, tenía miedo a que me volviese a tocar.

El turco se fue y rápidamente me giré para irme pero el turco cerró la puerta y no se abría.

— ábreme! Por favor... — grite dándole golpes en la cara.

Sentí como me agarraba del cabello y me echaba hacia atrás.

— ¡relájate si no quieres que te mate a golpes! — gritó y me solté de el.

Me fui a una esquina de la sala y me acurruqué llorando.

— aléjate de mi, a-aléjate de mi... — dice varias veces susurrando.

Estuve a si un buen rato hasta que me tranquilice.

Levante la mirada y estaba sentado mirándome.

— como vuelvas hacer eso, ten por seguro que acabarás muerta — me amenazó.

Al escuchar su voz tan furiosa se me pusieron los pelos de punta.

— levántate — ordenó.

Yo no lo hacía porque no podía del terror que sentía.

Sentí como se acercó a mí y me levantó empujándome contra la pared.

— eres una chica muy desobediente y eso tendrá que cambiar — hizo una pausa — porque no me gusta que no hagan lo que yo pida, y tú lo haces...eso me cabrea... —

Mi corazón estaba apunto de salir por la cercanía de este.

— ¿con tu hermano eras a si? — preguntó.

Se me vino el recuerdo de todo lo que me hacía mi hermano, todo lo que pedía yo lo obedecí...

Un golpe a mi lado me sobresalto.

— ¡contéstame! — gritó a escasos centímetros de mí.

— n-no señor, no e-era a si... — dije con miedo.

— entonces menos conmigo — sonrió — ¿entendiste? — preguntó.

Estuve apunto de responderle pero entro una señora llevando su vista al rincón en donde el señor me tenía acorralada.

— ¿que no sabes tocar la puerta? — dijo separándose de mí.

— lo siento señor, sus amigos lo están esperando — dijo y se fue.

— anda, pero si tu hermano está aquí — dijo sonriendo.

No, no...no quiero verlo...

— lo echarás de menos, vamos a verle — dijo y me agarro del brazo llevándome a donde estarán ellos.

Iba a negarme pero será mejor hacerle caso.

Bajamos y estaba ahí con sus demás amigos...

— pero mira quien tenemos aquí... — dijo mi hermano — ¿se porta bien, james? — preguntó.

Ahora le dirá la verdad y me matará.

— no...es muy desobediente — dijo el señor.

Se acercó a mí y yo me encogí mirando al suelo.

— ¿eso es verdad Mía? — preguntó rodeándome.

— s-si...— susurre.

Me agarro del cabello de repente.

— ¡AH! — grite por el dolor que vino de repente en mi cabeza.

— ¿porque no lo hacías conmigo? — preguntó.

Me tiro al suelo.

Todos me miraban como si yo tratase de basura. El señor me miraba mientras bebía de algo.

Sentí un golpe en la cara, patadas en el estómago, luego me elevó y me empujó haciéndome chocar con la pared golpeando mi cabeza, más patadas, más golpes...

Todo se volvió negro de repente y caí en un sueño.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora