31.

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Nos sentamos en una mesa de cuatro muy elegante, con velas, cubiertos brillantes, un mantel precioso...

Pedimos comida cara como la mía, no sabía lo que pedí ya que venían unos nombres muy raros y dije uno por decir.

El plato era gigante...esto no podría caber en mi.

— ¿pasa algo Mía? — preguntó el señor.

— no, nada, solo que no sabía que iba a ser tan grande el plato — dije.

Oí como Jordi reía a mi lado.

— pues tiene buena pinta — añadió Jordi.

— ahora entiendo por que es tan caro — dije.

Después de que entre los tres conversaban ya que yo no me enteraba, comíamos hasta que les dije que me iría al baño pero en realidad fui a una terraza que llamaba mi atención desde que entré.

Al entrar vi una gigantesca terraza con pequeñas luces y flores al rededor...parecía la terraza de una princesa.

De repente vi como alguien se ponía a mi lado, era Ana.

— ¿crees que no me doy cuenta? — pregunta ella mirando las preciosas vistas.

Fruncí el ceño.

— no te hagas la que no sabes — hizo una pausa — James es mío, eso que te quede claro, no vayas de mosquita muerta, él busca a chicas como yo, no a una como tú que aún eres una niña —

— mira no sé de qué estupidez me estás hablando, pero yo no siento nada por james — dije.

Ella río.

— quedas avisada — dijo.

— ¿me estás amenazando? — pregunté.

— se podría decir que si — dijo y se fue.

Me quede atontada por lo que me dijo.

Bueno tendrá razón en lo que james me gusta, Antes no era capaz de asumirlo, pero al ver que el se volvió amable conmigo pues sentí una gran atracción por el...pero sería incapaz de pasarme con él ya que tiene pareja, aunque si el se intenta pasar conmigo no es mi culpa, el fue el culpable.

Llegue a la mesa y me senté algo incomoda por esa estupida.

Ellos seguían hablando y yo ya estaba arta, cansada y aburrida.

Había veces que Ana me miraba de una forma que daba escalofríos y yo solo bajaba la mirada ya que me amenazó.

Los chicos pagaron la cena y por fin nos fuimos.

— amor, aún es temprano — hizo una pausa — ¿que tal si vamos al centro comercial? — preguntó.

— ¿ahora? — preguntó Jordi.

— si, aún queda dos horas para que cierre — dijo ilusionada.

A mi me encantaría ir, llevo años sin ir a uno.

Los chicos asintieron y fuimos a un centro comercial gigante, era precioso y con millones de tienda.

Todos perseguíamos a Ana ya que a los chicos no les interesan este tipo de zonas y yo pues no tengo dinero para comprarme lo que me guste.

— ¿te gusta mi amor? — preguntó ella.

Llevaba en las manos un vestido demasiado corto con un súper escote, era rojo y de cuero.

— ¿no crees que es muy?...no se, esta ropa las suelen llevar prostitutas — respondió james.

Pase de la conversación y me centre en la tienda, Jordi estaba eligiendo unos pantalones y yo pues daba vueltas.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora