22.

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Pasó un par de días y hoy decidimos yo y Archi atacar a la mafia que le robó.

A Mía le permití que pueda moverse por mi casa gracias a que se comporto bien en todos los sentidos, menos que por mí habitación y mi despacho.

— hoy podéis tener el día libre chicos — le ordene a todos los servicios de la casa.

— gracias señor — todos decían al unísono.

[...]

Ya llegó la noche y me preparaba para ir con Archi.

Me dirigí a buscar a Mía a la sala.

La encontré sentada en el sofá viendo una película, se le veía muy entretenida.

— Mía — la llame.

Se asustó y se levantó rápidamente.

— ¿si señor? — dijo con su débil voz.

— tengo que salir a hacer una importante misión, te dejaré un teléfono por si pasa algo en casa ya que no hay nadie — le dije extendiéndole un iPhone — no intentes nada raro, ya sabes lo que pasará, aunque no creo que vayas a hacer algo malo ya que te estás portando muy bien — dije.

Ella solo asintió.

— ¿p-pero puedo...quedarme aquí? — preguntó cómo una niña pequeña.

— claro —

— gracias señor — dijo un poco más contenta.

Ella sonríe un poco.

Es la primera vez que la veo sonreír y es algo hipnotizador, se veía preciosa...

— bueno me tengo que ir — dije y me fui.

Narra Mía.

Me encanta estar en la sala viendo alguna película, es muy cómodo estar aquí y me puse contenta ya que el señor me dejó estar aquí.

Si que tengo un poco de miedo de estar sola en esta enorme casa, quien sabes lo que pueda pasar.

Estoy viendo la película bajo la misma estrella...es hermosa.

Al terminar la película me acosté en el sillón y cerré mis ojos ya que estaba cansada.

[...]

Oigo un ruido muy fuerte y me levanto rápidamente.

¿Podría ser algún servicio? No, el señor dijo que iba a estar yo sola.

¿Será un gato callejero? No creo.

Escuche pasos y rápidamente cogí el móvil y me dirigí a la cocina pero unos grandes y fuertes brazos me detenieron.

— ¿!quien eres?! — grité.

Me empujo hacia la pared de la cocina y vi que llevaba un pasamontañas.

No identificaba quien era.

— ¿q-quien eres...q-que q-quieres...? — dije temblorosa.

Vi como saca un cuchillo de no se donde y empezó a hacer movimientos con el.

Marque rápidamente al señor.

— ¿que pasa? — preguntó algo alterado.

— ¡necesito que vengas, h-hay al-alguien...! — no acabe la frase ya que el hombre se acercó tirando el teléfono haciendo que se rompa.

Al acercarse a mi sentí como el largo cuchillo se metía dentro de mi vientre.

Mis ojos se aguaron del dolor y el se separó rápidamente para irse corriendo.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora