Maraton 1/3

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Llegamos!

La subieron a una habitación de arriba antes de que el doctor viniese para atenderla ya que su camiseta se manchó entera.

Yo esperaba afuera de la habitación ya que me lo dijo el doctor.

[...]

— ¿como está? — pregunté al doctor.

Se acercó a mi y hizo un signo de silencio.

— está dormida — me susurro.

Lo guié a mi despacho y nos sentamos.

— bueno, no sabría si decirte que está muy grave o no grave, por que perdió poca sangre pero por poco se le iban a abrir todos los puntos del abdomen haciendo que tenga una hemorragia — dijo.

Asentí.

— ¿que le paso? — preguntó.

— tropezó y calló al suelo — mentí.

El asintió.

— ¿cuanto tardara en recuperarse? — pregunté.

— depende — hizo una pausa — si está en reposo constantemente, sin mover nada, pues cuatro días — dijo.

[...]

Narra Mía.

Desperté en una habitación completamente desconocida después de desmayarme en los brazos de un gorila.

La habitación era de reina, todo precioso, las paredes de un color claro, una decoración preciosa con plantas y cuadros...una cama gigante en la que estaba tumbada con muchas almohadas y una colcha que no dejaba que el frío me invadiera como en la otra cama.

Hasta que me puse a pensar.

¿Donde estoy realmente?
¿Me secuestraron?
¿Donde está James?
¿Esta es la casa de james?

Me puse nerviosa y me levanté para dirigirme a la puerta.

Al abrir la puerta apareció james con una bandeja de comida.

Menos mal...

Me rostro se relajó.

— ¿que haces de pie? — preguntó algo molesto — tienes que estar en la cama — dijo adentrándose.

— es que...me asusté porque no reconocí la habitación, creí que... — pare — nada... — susurre.

El dejo la bandeja y luego se acercó a mi de nuevo y agarro mi cadera suavemente para dirigirme a la cama.

— toma, te traje la cena — dijo dejando la bandeja en la cama.

— no debiste, pero gracias — dije sonriendo.

El se quedó mirando mi sonrisa fijamente y durante segundos.

Me centre en la bandeja y vi que había una sopa, un puré y un filete con agua y un jugo de naranja.

— ¿no crees que esto es mucho? — pregunté.

— debes de comer — dijo el acercando más a mi la bandeja.

Asentí y comencé a comer.

— me tengo que ir — dijo levantándose.

No quería que se vaya, me sentía seguro con el.

— no te vaya.. — pedí.

El frunció el ceño.

— Mía, noto que ya no eres la misma de antes, ya no tienes miedo a mi cercanía, ¿no será que estás tramando algo? — preguntó.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora