Maraton 2/3

21.7K 1K 249
                                    


Han pasado casi un mes y todo ha cambiado.

Yo solo vivo en mi habitación y me dedico solo a ir al instituto y ser humillada aunque ya estoy acostumbrada; ando por la casa cuando quiero ya que el señor me lo permite; el solo se la pasa con su novia Ana, que siempre me mira con superioridad y a veces suelta unos comentarios dirigidos a mi; y el señor solo me saluda y se va siempre que me ve.

Ese último beso tan dulce que me dio, pareció ser como una despedida.

Creo que he aprendido a querer.

Mi vientre ya está más que curado, solo quedó una larga cicatriz blanca.

Estoy estudiando biología encima de la gran y cómoda cama mientras como unas cerezas que encontré en el refrigerador.

Al parecer el señor no está ya que escuche que se iba a almorzar con su novia.

Después de estudiar salí al jardín para pasear un poco ya que me sentía como una vampiresa encerrada en la habitación.

Fernanda sigue igual conmigo, la veo siempre por la casa y me humilla por que no sirvo para complacer al señor y muchas cosas más...

Me da vergüenza decir esto...pero...echo de menos cuando el señor me hacía suya...

Se que todas las veces me negaba por que tenía miedo, aparte mi experiencia viviendo con mi hermano me atormentaba...

Narra James.

— amor ¿que comemos? — le pregunté mientras veía la carta.

— te comería a ti... pero aquí no es posible — dijo Ana juguetona.

Me hacía arder por dentro.

— esta noche podrás hacerlo gatita —

Ella sonrió.

Pedimos nuestra comida y pasamos el tiempo hablando.

Le propuse de mudarse a mi casa, conmigo pero me dijo que tarde o temprano lo haría ya que se acababa de mudar a su departamento actual.

— ¿y que tal con esa, Mía? — preguntó algo sería.

— pues, ahí sigue, solo se dedica a estudiar y... — no termine la frase.

Me interrumpió.

— es que si vive ella en tu casa, yo no podré vivir ahí —

— ¿por que? — pregunté — ella no estorba, es más solo se la pasa en su habitación — dije.

— no es eso amor... — dijo tomando mis manos.

Ya lo sabía.

— Ana, no te preocupes por eso, ella solo fue mi juguete del pasado — dije.

— tal vez ella quiera seguir siéndolo —

— para nada, ella se aleja lo más posible de mi — dije.

Llegamos a mi casa y la invité a entrar a mi habitación.

— que sepas, que ninguna chica entra a mi habitación, pero como eres mi gatita, te lo permito — dije.

Ella quedó alucinando Viendo mi habitación.

— ¿y...aquí haremos travesuras? — preguntó.

Asentí toándola de la cintura dándole la vuelta para abrir la cremallera del vestido.

La desnude y la besé mientras que ella me desnudaba a mi.

La tumbe en la cama y masajee sus pecho con delicadeza mientras que ella besaba mi torso.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora