23.

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— señor llames — oí la voz del investigador.

Me giré. Si era el.

— buenas... — se me olvidó su nombre.

— Colton, Colton Misston — dijo extendiendo su mano.

Le respondí cogiendo la suya.

— bueno, explícame a que vine — dijo.

— te cuento...esto paso estando yo fuera de casa, deje aquí a una chica, hermana de un amigo, bueno pues de repente me llamó diciéndome que había alguien en casa, me asusté y de repente dejó de hablar, fui rápidamente a casa y la vi en la cocina,con sangre, en el suelo y con cuchillo en la mano. — dije recordando todo.

El asintió.

— déjame ver toda la casa — dijo y yo asentí.

El empezó a recorrer toda la casa hasta que se paro en el pasillo que llevaba a una pequeña sala de estar.

Todo el pasillo era de cristaleras que daba al jardín, me sorprendí al ver que una de las ventanas, estaba desastrosamente rota.

El se acercó y luego yo me acerqué.

— no te acerques — dijo deteniéndome.

Con cuidado se puso al rededor de los cristales y abrió su maletín sacando unos guantes y una bolsa trasparente. Se puso los guantes y comenzó a meter todos los cristales en La Bolsa.

— ¿y bien? — pregunté.

— tomaré muestras de huellas dactilares — dijo — ¿él cuchillos donde se encuentra? — preguntó.

— sigue en el mismo sitio — dije.

— bien, me lo llevaré para ver si coinciden las huellas — dijo dirigiéndose a la cocina.

— lo tocó la chica también — dije.

— no importa, se como hacerlo — dijo metiendo el cuchillo con sangre en otra bolsa.

Llame a Fernanda por teléfono para que viniera y limpie todo el desastre.

— ¿que pasó señor? — preguntó Fernanda entrando por la puerta principal.

— alguien entró a casa y dañaron a Mía — dije.

Todos se fueron y quedamos sólo yo y Fernanda.

— ¿a Mía? Bueno, tampoco es que sea importante — dijo sonriendo.

La mire.

— lo importante es quien fue el hijo de p.uta que entró a mi casa — dije cabreado.

— ¿usted como se entero? ¿Donde está ella ahora? — preguntó.

— me llamo...ella está en el hospital — dije.

— ¿y si se le ocurre decir al...— no terminó de hacer la pregunta.

— ella ya sabe lo que pasará, la tengo advertida y déjame ya de preguntar, debo de ir al hospital — dije cansado.

Me monte en mi coche y me dirigí al hospital.

En el trayecto me llamo Archi preguntándome que qué había pasado y se lo expliqué todo, el me dijo que no podía ir pero que lo intentaría al día siguiente.

Llegué y me dirigí a la recepción.

— buenas noches, acaba de entrar una chica por causa de una apuñalada ¿donde se encuentra? — pregunté.

— ah, si, ella se encuentra en la habitación 122, en la segunda planta, no puedes entrar aún, se están encargando de ella, pero puedes esperar — dijo y asentí.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora