Me dirigí al trabajo y me centré en la carretera mientras pensaba en todo los problemas con el trabajo y en la misión de Archi.Al llegar veo a Anastasia con una falda muy corta, dejándome ver sus preciosas y largas piernas...solo de verla se me hace la boca agua.
— buenos días Jefe — me saluda.
— buenas Anastasia — respondo.
— ¿que tal la mañana? — me pregunta algo coqueta.
¿Que pretende?
— la verdad que mal...y para relajarme te pediría que me traigas un café — le pido.
— por supuesto — dice amablemente y se dirige a la cafetera.
Me meto en mi oficina y enciendo el ordenador para empezar con mi trabajo.
Tocan a la puerta.
— adelante — respondo.
Entra Anastasia con su elegante andar hacia mi.
— ten, con dos azúcar, como le gusta — dice posicionándolo enfrente de mi.
Le sonrió.
Me puse de pie para estar frente a ella.
Me mira coquetamente recorriendo toda mi cara hasta pararse en mis labios.
— ¿siempre tan alegre? — le pregunto.
— claro, para hacer de esta oficina un lugar agradable — responde — ¿por que? ¿No te agrada? — pregunta.
— no, claro que no, es algo muy satisfactorio, ya que nunca estuvo una persona tan alegre aquí — digo.
— eso me alegra — responde sonriendo.
— y a mí me alegra que estes aquí —
Sonríe agachando su mirada hasta que no aguanto más y la agarro de la cintura atrayéndola hacia mi.
— llevo mucho tiempo queriendo hacer esto — susurro a centímetros de sus labios.
— hazlo — dice.
Me lanzo hacia ella y saboreo sus labios para luego entrar con mi lengua y explorar sus cavidad.
Ella gime y me detengo.
— ¿pasa algo? — pregunto.
— no, solo que nos podrían ver — dice.
Me alejo de ella para luego poner el pestillo y cerrar con las persianas todas las ventanas.
— ¿ahora? — pregunto acercándome a ella para luego atraparla de nuevo.
— perfecto — al decir eso se lanza a mis labios peligrosamente.
La tumbo al sofá y acaricio sus piernas.
Ella da besos en mi cuello haciéndome entremecer.
— me vuelves loco — le susurro y noto que sonríe.
Me dirijo a los botones de su blanca camisa para desabrocharla pero alguien toca la puerta.
— mierda — me levanto y me siento rápidamente — abre tu — le digo.
Se incorpora del sofá y se arregla para luego abrir.
— jefe, parece que llegaron nuevos informes de la séptima cuadra de New York — dice.
— entréguemelo — digo y me los da.
Al ver tantos papeles decido dejarme de rodeos y trabajar.
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Sola
RomanceTodos los días es un infierno para Mía; su hermano mayor, Mike, era el causante de todas sus lágrimas, todas las heridas que Mía tiene en su pálida y suave piel. Mike decide dar a su hermana a un conocido por su poder, su seriedad, su fría manera de...