32.

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Era lunes y desperté para ir al instituto, al mismísimo infierno...menos mal que ya solo quedaba un par de día para acabar.

Decidí después de dar tantas vueltas en mi cabeza, ponerme un corto vestido simple de color amarillo y unas converse blancas.

Pueden que me miren al rato ya que yo solo visto de largo y ropa oscura, pero hoy no se por que me dio por vestirme a si.

Salí de la habitación encontrándome con un gorila para llevarme a la sala.

Al llegar a la sala estaba james tomando un café, se le veía algo cansado.

— buenos días — salude.

El me respondió sonriéndome.

— hoy te llevaré yo al instituto, desayuna — me ordeno y obedecí.

Me senté y Fernanda trajo mi desayuno; tostadas y un zumo de naranja.

Sentía como un par de ojos me miraban a cada rato y sabía que era james.

Acabe de comerme todo lo que había y mire a los ojos de james por primera vez en toda la mañana.

— ¿vamos? — preguntó sonriendo.

Recordé lo de ayer en la noche y me sonrojé demasiado.

Asentí.

Que bien se siente cuando alguna persona te trata bien...te hace sentir especial, importante...es algo muy agradable que estoy empezando a sentir y a conocer.

Estábamos en el lujoso coche de james y todo se ambientó por su perfume varonil.

— ya no queda nada para que acabes el instituto ¿verdad? — preguntó.

— si, por fin... — susurre.

— ¿que piensas estudiar? — preguntó.

Me puse algo incomoda ya que nadie me había preguntado eso en mi vida.

— bueno... tengo muchas dudas — hice una pausa — me podrías aconsejar o ayudar a elegir... — dije.

— claro —

— me gusta mucho el tema de mi arte, la música y algo serio...pues me gustaría ser diseñadora de interior — termine de decir.

El se quedó algo pensativo.

— te escuche cantar y cantas muy bien, tienes una voz muy dulce — dijo.

Sonreí.

— gracias, nunca me habían dicho eso — susurre.

El se giró para mirarme y me sonrió tomando mi mano para acariciarla y luego soltarla.

— pero ser diseñadora tiene mucho que ver con el arte y tiene mucha más salida — hizo una pausa — te veo más como diseñadora, y tú misma lo has dicho, es algo más serio — dijo.

— creo que tienes razón — dije.

Llegamos al instituto y mire la fachada tras el cristal de la ventana por unos segundos.

Me giré para mirar de nuevo a james.

— gracias por tu consejo, ahora tengo las ideas más claras, gracias enserio, nunca nadie me había ayudado — dije.

Me acerqué para darle un beso en la mejilla y salí por la puerta sintiendo miedo por entrar al infierno.

Narra James.

Cuando salió del auto con su pequeño cuerpo vestido con un precioso vestido amarillo, vi que ella intentaba fingir que estaba bien, sonriendo, pero en realidad ella estaba diferente, algo miedosa.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora