34.

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Narra Mía.

Al entrar a clases lo único que hice es sentarme y pensar en lo que estará haciendo ahora mismo.

— ¡buenos días chicos! — saludó la señorita de literatura.

— buenos días — todos saludamos cansados.

— como hoy es el penúltimo día de clases pues no haremos nada ya que no hay nada que hacer, haced lo que queráis pero sin hacer ruido — anuncio y todos se alegraron.

De repente todos los grupos de amigos se ajuntaron quedando yo sola como siempre.

Decidí abrir mi cuaderno y hacer garabatos.

Pasaron segundos y levanté la vista al ver que sofie y Lucas no estaban y veía como sus grupitos se miraban entre ellos confundidos.

— Mía — oí la voz de Ian.

Lo mire y el me sonreía mientras arrastraba su silla hacia mí para sentarse.

— hola Ian — salude.

— ¿que tal estás? —

— muy bien, ¿y tú? — respondí.

— bien, aunque...aún sigo preocupado por lo de la otra vez — hizo una pausa — ¿fuiste a la policía? —

— si, si fui — mentí — olvídalo, eso le puede pasar a cualquiera — dije.

El me miró sonriendo y asintió.

— como mañana acaba el instituto haré una fiesta en mi casa el fin de semana para celebrar que al fin acabo el infierno — dijo y río.

— ni que lo digas...llevo deseando que este día llegase — reímos — no sé aún si podré ir...pero lo intentaré —

No se si ir ya que nunca fui a una fiesta, aparte...no se que pensará James.

— bueno me avisas por un mensaje a mi correo — dijo.

Cogió un boli y un papel para escribirme su correo electrónico.

Asentí y tocó el timbre para ir al gimnasio.

[...]

Acabo la jornada y era extraño que sofie y Lucas
Llegue a casa y fui directamente a buscar a james.

Recorrí la casa hasta llegar a un pequeño gimnasio que no sabía ni que existía.

Oía una respiración agitada y sabía que era la de james ya que me asomé y vi como cogía una pesas gigantes.

Su torso estaba descubierto y dejaba ver todos sus tatuajes y el sudor bajar por sus trabajados músculos...¡Mía!

— james — lo llame algo vergonzosa.

Dejo las pesas y se acercó mientras se secaba con una toalla.

— vi que sofie y Lucas no entraron al instituto durante todo el día. —

— tranquila, no les hice nada a ese par de niños, solo les amenacé —

Asentí.

Él volvió a girarse para coger sus pesas pero necesitaba decirle algo.

— espera —

El se giró hacia a mi.

— ¿si? — preguntó.

Estaba nerviosa y no sabía cómo decírselo... no era lo de la fiesta, eso se lo diré más tarde.

— prefiero que te enteres por mí y no por tus hombres... y— no sabía como seguir.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora