10.

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— bueno, quería decirte que dentro de 3 días tengo una gala y tengo que llevar a una acompañante, esa serás tú — hizo una pausa — quiero que veas el mundo por el que me muevo y que me respetes por eso —

Si ya lo hago...

¿Yo en una gala?

— señor...n-no creo que sea lo a-adecuado para m... — me interrumpió.

— Nadie te ha pedido que hables, y ya te he dicho mil veces que me obedezcas sin rechistar — dijo poniéndose furioso.

Mire al suelo por miedo.

— l-lo siento — susurré.

Sentí su fría mirada en mi; luego se incorporó de su silla y se acercó.

Sentí su olor a hombre varonil a mi alrededor.

— ahora, quiero que te vayas a la habitación te duches y me esperes... — dijo de manera seductora en mi oído.

Ya sabía lo que quería decir...

— s-si señor — susurre temblando.

— retírate — dijo alejándose de mi.

Eso hice y me dirigí a la habitación a la que siempre me esfuerza a hacer eso tan horrible que no quiero.

[...]

Estoy sentada esperándolo.

Llevo ya como casi 1 hora esperándolo y estoy empezando a tener sueño.

Prefiero que no venga y yo pueda dormir en esta cama tranquilamente y tan cómoda y no como la de mi "habitación" que está muy dura.

Oigo la puerta abrirse y entra el señor.

Veo una sonrisa maléfica en su cara y empieza a quitarse el saco.

— acércate — dijo y dude.

Me quede en mi sitio y dudaba de ir o no...igualmente lo tenía que hacer.

Sentí su mano en mi cabello, me levanto y me llevo a su pecho mirándole la cara.

— estoy arto de que seas tan vergonzosa, tan quieta...y todos sabemos que no eres a sin... — me dio un beso en la boca arrancándome en labio.

Gemí.

— ahora me vas a desnudar tú — dijo cogiendo mis manos y llevándolas a los botones de su cara camisa.

Narra James

No me gustan las chicas que sean como muebles en la cama...lo detesto, y Mía es a sin, no lo se porque.

— ahora me vas a desnudar tú — digo y cojo sus pequeñas manos pálidas para llevarlas a los botones de mi camisa.

Tiene que aprender a tomar la iniciativa a veces.

Ella mira por un buen rato los botones y con sus manos temblorosas empezó a desabrocharlos.

Los quito todos y yo me la saqué.

— muy bien... — dije y la besé echándola hacia atrás tumbándola a la cama.

La empece a desnudar rápidamente hasta quedar desnudar.

No se oía nada de ella, solo temblaba, debía de ser del frío o del miedo.

— relájate...no te pasará nada — dije en su oído.

Ella soltó un sollozo fuerte.

— mírame — la cogí de la mandíbula y la giré hacia mí.

Vi sus ojos llenos de lágrimas que caían a los laterales de su pequeña cara, tenía sus ojos lleno de miedo. Pero no me detendría.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora