Abrí los ojos lentamente y percibí que me encontraba en la enfermería del instituto.
— ya despertaste — dijo la enfermera amablemente.
— ¿q-que hago a-aqui? ¿Cuánto tiempo e-estuve aquí? — pregunte alterada.
— relájate...estamos en la 4 hora. Queda aún 2 horas para que finalice el instituto — dijo limpiándome con un paño mojado la sangre seca de mi cara.
Me relaje un poco...
— después de que te cure, iremos a dirección — dijo.
Cogio vendas, yodo, agua oxigenada y empezó a limpiar mis heridas.
Después de 10 minutos toda la sangre desaparició de mi cara, solo tenía un chichón en la frente y fuimos a dirección.
— adelante Mía — oí la voz del director.
Entre y me senté.
— te ven mal... — dijo arrugando su rostro.
— lo se...—
— bueno, ¿y que paso? — preguntó.
No sabía que decir, no quería hablar por que me llevaré otra gran paliza.
— e-e caí por las escaleras y-y me desmayé mientras intentaba i-ir a la zona de descanso — inventé.
— ¿unas escaleras puede hacer eso? — preguntó.
— por lo visto s-si — dije nerviosa.
— bueno, llamare a tu tutor y... — dijo y lo interrumpí.
— ¡NO! quiero decir...n-no es necesario, me encuentro bien — dije levantándome —con permiso director Helkin — dije y salí.
Di un suspiro de alivio y me dirigí a coger mis cosas del casillero, quedaba una hora para finalizar el instituto y no quería que todo el mundo me mirase por cómo estoy y que los maestros me interroguen también.
[...]
— ¿que te paso ahora? — preguntó el señor.
Me puse el cinturón de seguridad y el arranco para irnos.
— me caí p-por las e-escaleras por un a-accidente — dije.
— eres tan pero tan torpe...— dijo negando.
Me dijo de nuevo.
Después de 5 minutos oí como mi barriga crujía.
— ¿tienes hambre? — preguntó.
— u-un poco — susurré.
Tenía mucha y no poca; solo que me daba vergüenza ya que mi hermano me golpeaba si le decía a unos de sus amigos que si tenía hambre cuando me preguntaban.
— yo también, pararemos en un restaurante para almorzar — dijo.
Que extraño.
Después de 20 minutos bajamos a un restaurante muy lujoso y no quería entrar por mi físico y mi manera de vestir.
— e-e señor, ¿por que no mejor algo menos lujoso? — pregunté parándome.
El se giró y me miró acercándose.
— ¿prefieres no comer nada? — me preguntó.
Yo negué.
— entonces, cállate y sigue adelante — dijo serio tirando de mi brazo.
Obedecí y entramos.
Todos me miraban de arriba hacia abajo, me intimidaban porque las mujeres iban con lindos vestidos y yo iba simplemente con un chándal.
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Sola
RomanceTodos los días es un infierno para Mía; su hermano mayor, Mike, era el causante de todas sus lágrimas, todas las heridas que Mía tiene en su pálida y suave piel. Mike decide dar a su hermana a un conocido por su poder, su seriedad, su fría manera de...