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DOLOR DESGARRADOR

Aun recuerdo aquella noche sin luna, oscura y fría como sus manos me movían en la cama que habíamos compartido por tres años, había despertado asustado como cada vez que tenía dolor, el embarazo era de alto riesgo, pues sufría de presión alta y tenía un pequeño soplo en el corazón. Pero aquella noche no era una falsa alarma, sus llantos y aquel liquido rojo presente por sus piernas me confirmaba que nuestro pequeño venia en camino y con prisas.

Patricia, si, así se llamo mi amada, con esfuerzo y mi ayuda se levanto de la cama, la tome en brazos mientras le susurra que respirara profundo. No tuve tiempo de tomar nada que hace una semana habíamos arreglado para su llegada con tanto entusiasmo, había sido un bebé buscado, teníamos todo preparado. La había subido al auto, sus mejillas mojadas y sus ojos cafés brillaban y me miraban asustados.

En el camino se quería quedar dormida y abría los ojos cuando tenia una contracción, le daba palmatidas suaves con mi mano libre. Al llegar al hospital con ayuda de los médicos que nos auxiliaron la sacamos del auto en una camilla, su pijama estaba empapada y su pelo largo pegado del sudor, se mordía el labio inferior con fuerza y sujetaba mi mano fuerte mientras me decía que no la dejara sola, que tenía mucho miedo, le prometí que todo saldría bien y deje un beso en su frente, mirando como se la llevaban.

Había avisado en ambas familias y ya esperaban conmigo en la sala de espera, mi prima con la que mejor me llevo se había encargado de traer las cosas del bebé y para Patricia.

Recuerdo que empecé a caminar de un lado a otro ya nervioso, mis manos sudaban y una sonrisa se formo en mi rostro al ver salir al doctor por la puerta donde la tenían. Mi corazón empezó a bombear más rápido y lo sentí en mi boca, jamás había experimentado este sentimiento, pero su rostro no estaba como del que acaba de traer al mundo a un bebé y sentí algo en mi pecho jamás sentido.

—¿Es usted el esposo y padre del bebé? —pregunto el doctor.

—Por supuesto ¿Como se encuentra mi esposa y mi hijo? —pregunte como si ya supiera la respuesta.

—Si doctor ¿Como esta mi nieto y mi hija? —se unió mi suegra.

—Señor lamento tener que hacer yo esto pero... En el último momento hemos tenido una complicación y... Ambas vidas están en peligro, con suerte podremos salvar una ¿Usted decide joven? —dijo el doctor.

El mundo en ese instante se me había ido a la mierda. Sentí que perdía fuerzas, el corazón me dolía y lo sentí latir en todo mi cuerpo junto con un dolor jamas conocido, sentí mi cuerpo temblar. Jamás había sentido miedo como el que acababa se sentir, jamás desee tanto que algo fuese un mal sueño.

Me pase la mano por el pelo.

—Los quiero a los dos acá conmigo me importa una mierda lo que tengan que hacer.

—Lo entiendo señor per...

—Ya lo he dicho, a ambos —el pecho me dolía mucho y empezó a temblarme una pierna.

—Recuerde que pudo elegir —dicho eso se dio vuelta. Y me quedo estático, neutro solo con aquel maldito sonido de un pic pic en mi cabeza .

Había dejado mi cuerpo caer en aquel asiento frío. Media hora, una hora completa y otra hora, no aguante, me pare del asiento y justo el salía. Hizo conexión de sus ojos con los míos y me transmitió una energía palpable de dolor, a su lado se encontraba una enfermera, todos nos miramos y nos paramos.

—Han sido horas de estrés y todos mis compañeros y yo nos olvidamos de ser médicos y nos pusimos ha actuar como si fuera un familiar nuestro, con suerte el bebé ha nacido en perfecto estado, esta saludable, ha nacido de ocho libras y...

—Al punto —cerre fuerte los ojos.

El corazón ya no pegaba tan duro en mi pecho al saber que mi hijo ha nacido bien en salud pero... Y Ella ¿Como estará mi amada?.

—Lo siento pero su esposa si había decidido... Y

No había seguido escuchando más, en mis oídos se había vuelto a instalar ese ruido, mis pies comenzaron a caminar solos junto a imagines que se desarrollaron en mi mente de ambos en las madrugadas hablándole a nuestro futuro hijo. Abrí la puerta donde se hizo el parto y la vi, si, joder la vi ahi en aquella camilla, aun tenia cosas pegada a su cuerpo, había perdido color, su mano izquierda tenía sangre. Mi labio ya temblaba sin poder controlarlo, las manos y los pies por igual y sudaban sin control, quise hablar pero no podía, juro que no podía, solo solté un grito de lo más profundo de mi ser, de dolor y rabia. Sentía como si algo se hubiese quebrado dentro de mi alma.

—¡Por favor! No —cuando si pude llore y grite apretando sus manos a las mías, mordí mi labio con tanta fuerza que sentí la sangre en mi boca. —Patricia despierta —le había hablado conteniendo el llanto pero sintiendo que mi garganta explota.

Llore, grite, pataleo como niño pequeño, seguí llorando hasta que la garganta ya no emitía sonido, me dolía hasta la respiración, me puse ronco y ya no salía más llanto, mire una mesita con varias cosas arriba que tenían sangre, le di una patada y esta cayo haciendo un ruido fuerte, los seguridad del hospital entraron, trataron de sacarme y pegue puñetazos a ambos.

—¡Dejenme por favor! —lloro —Nece..necesito despedirme —lloro.

Los dos se miraron a la cara y soltaron mis brazos, me acerqué a su cuerpo, sus labios ya no tenían color, sus pestañas largas descansaban. Acaricie su cara y deje un beso en su frente ya fría, pase mis manos con delicadeza por sus brazos y le saque el anillo, me lo entre en el bolsillo de atrás y con tuve un llanto.

—Fuiste y seguirás siendo la mejor de todas.


...



En ese instante solo podía sentir dolor y mas dolor, rabia, impotencia con la vida, pero de una cosa estaba seguro, mi pequeño Gabriel no tenia, ni tiene, ni tendrá la culpa, al contrario, cada vez que miro sus ojos me recuerda cuanto ame a su madre y amo, es el fruto de nuestro amor, ella decidió.

Desde ese día sus familiares me odian pero no entienden que ella misma había elegido salvar la vida de nuestro hijo, que mas hubiera querido yo que estar con ella. La amo tanto que duele duele ver una maldita roca con su nombre.




...

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora