|•41•|Místico

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Las cosas por mas que se tornen oscuras y difíciles de resolver siempre hay un mañana, siempre habrá un borrón y cuenta nueva, siempre habrán días soleados, días nublados y sobre todo una sonrisa aunque sea en medio de lágrimas, porque hasta cuando lloramos reímos y cuando reímos lloramos. Piénsalo es exactamente así, no hay duda en que el ser humano es el ser vivo mas egoísta, lo queremos todo a la vez.

Haberse quedado a dormir no fue una decisión difícil de tomar, allí con ella en su cama durmieron.



Esteban

Solo recuerdo como tomo mi mano y me llevo escaleras arriba a su habitación, pronto el olor a colonia de mujer, ropa limpia fueron los testigos de mi olfato, su habitación digna de una mujer, colores claros y llamativos a la vista me hacían sentir que encajaba allí, me quite la ropa con sus ojos fijos en mi y sin apartarlos de ella lo hice quedando solo en bóxer, no pasamos palabra cuando entramos a su habitación, me señaló que me metiera a la cama, quite las primeras mantas entrando adentro y recosté mi cabeza del espaldar con un bonito diseño y pequeñas estrellas pegadas, la observé quitarse la ropa, bajo su vestido, su ropa interior abajo color azul oscuro haciendo contraste con su blanca y bronceada piel, se puso de puntas en sus dedos y se acercó a la cama mirándome fijamente.

—¿Me deseas? ¿Me quieres? O ¿Me necesitas? —pregunto curiosa.

—Ambas cosas —le dije, sonrío. Entro a la cama, se recostó en mi pecho quedando dormida de inmediato.

...

Siento que acarician mi pelo y abro los ojos, la veo sonriendo observando mi rostro.

—Buenos días —dice feliz y deja un beso en mi mejilla abrazando me, la abrazo igual.

—Buenos días, bonita.

Se pone de pie y se estira cuando sale de la cama me quedo observándola es única con una increíble personalidad, otra en su lugar se pone a pensar en coma salir de la cama al ser de día, eso es seguridad.

—¿Que me miras tanto? —se gira.

—Nada.

—Esto no es una cosa del otro mundo, imagínate que estamos en la playa, no se porque hay personas que se acompleja tanto, estamos en tiempos modernos, se puede dormir sin tener que hacer otra cosa —se restriega los ojos.

Se sienta en la esquina de la cama y se pone seria por un momento.

—¿Pasa algo? —me acerque por detrás.

—Nada importante, son muchas emociones juntas —se gira y besa mis labios, la acerco más a mi y profundizó el beso, sus labios suaves gustosos me deleito y juego con ellos, gime en mis labios, la hago ponerse en mis piernas y la abrazos sin despegar mis labios de los de ella, bajo a su cuello y dejo un beso húmedo en este, pone su cabeza en mi hombro y acaricia mi espalda, pelo, deja también un beso con mordisco en este, moví sus caderas suaves en mi parte íntima, su braga sobre mi bóxer me sentía excitado, tengo que parar.







Aurora

Pic ... Pic... ¿A donde se fue la conciencia cuando la necesito?.

Dios, encima de este hombre, como posicionó sus manos en mi cadera y me movió encima suyo, mis bragas son muy finas, no podría controlarme mas, sus manos fueron a mi sujetador por detrás y hay mi conciencia volvió, me aparte de sus labios un poco temblorosa por todo lo que estaba sintiendo, escondió su rostro en mi cuello, su respiración me hacia cosquillas.

—Lo siento creo que...

No le deje terminar de hablar, se por donde iba el tema.

—No hay nada que hablar, mejor vete a la ducha mientras hago el café ¿te parece? —me pare de sus pierna y sonreía mirando a otro lado al ver su bulto en su bóxer y fingí no ver nada.

Si así se ve por la tela no me imagino...

¡¡Calla!!.

Se metió al baño con su ropa de anoche y le dije desde fuera que podía usar unos de los cepillos libre y gel para que se peine. Me pase un blusón por el cuerpo hasta los muslo y me mire al espejo. Luzco distinta, mis ojos brillan y mis mejillas se ven mas levantadas y con color. Mi pelo suelto lacio cae en mi rostro y sonrío en el espejo, baje las escaleras y fui a la cocina, en la meseta amaneció el vino destapado y las dos copas con rastros de vino, puse la cafetera eléctrica y me senté a esperar unos minutos y empecé a servir en las tazas marrones, saque mi rostro de la cocina y le vi bajando las escaleras, ya vestido.

Que guapo.

Sus ojos de mar están fijos en mi.

—¿Esta bien de azúcar? —pregunto bebiendo de mi taza al ver que solo le ha dado un sorbo.

—Esta perfecto —estiro una mano y acaricio mi rostro.

Le devolví la sonrisa.

—Debo irme bonita, Nereida ha de tener cosas que hacer ¿Te gustaría ir conmigo a la plaza hoy y con Gabriel?.

—Encantada, me llamas en cuanto llegue y darle un beso al pequeño.

—¿Y el mio? —pregunta elevando una ceja y sonriendo enseñando sus dientes.

Me puse de pié y me acerqué a él, primero pase mis brazos por su cuello y pegue sus labios a los míos saboreando el sabor a café negro, aun el sentado me pego a su cuerpo, juega con mis labios y luego hace encuentro de su lengua con la mía, pasa sus manos por mi espalda y cintura acariciando me.

—Adiós —dijo encima de mis labios.

—Adiós —dije igual, se puso en pie y antes de que se fuera.

—Gracias por ir —toque mi corazón.

—Gracias a ti por estar ¿iras a buscar tu auto?.

Asentí y salió por la puerta, solté un largo y alegres suspiros, luego me eche a reír como una adolescente.

Esta sera una gran aventura, como me gustaría poder contarle todo a mi madre, pero luego la llamare, Nereida llegó a mi mente y como loca busque mi celular para llamarla. Marque su numero y Dios no espero a que sonara era como si estuviera el teléfono en la mano esperando la llamada.

—Sii —Chillo y lo hice igual que ella.

—¡Estoy muy feliz! —camine de una lado a otro.

—Yo lo estoy por ambos, te lo juro siento una maldita rica alegría no te imaginas ¿esta ahí contigo? —hablo lo ultimo en un susurro.

—Se fue hace unos minutos, tengo que contarte todo personal —reía al final de la alegría.

—Lo se, lo se.

—¡Estoy enamorada carajo! —me tire al sofá.

—Él también lo está, oye te dejo escuché la puerta del garaje abrirse seguro el llegó. Adiós cuñada.

Colgó.







Esteban

Entre a la casa y lo primero que veo es su rostro sonriente en el cuadro, sus ojos están como si ahora hubiese hecho contacto con los míos y siento un cosquilleo incomodo en mi cuerpo.

—¡¿Quien es el que ha llegado?! Así ya se, él mas guapo del mundo —salio chillando Nereida y me hecho a reír con ella.

Tuve que hacerle una increíble y argumentada conversación de todo lo que paso. Ya se imaginaran como fue todo hasta se me unió mi pequeño dando aplausos sin saber y riendo por el coro que le hacia mi prima. En verdad estoy feliz. Siento que fue la mejor decisión. Desde que empecé hablar de ella y como aconteció todo sentía como mi corazón flotaba haciéndome reír con cada palabra y sabiendo lo feliz que estaba.

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora