|•17•|Patricia

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La veo caminar en silencio alrededor de la cuna, aún sigue con aquel vestido negro que no me agrada mucho, su rostro esta triste pero en cuanto ve a nuestro hijo se forma una hermosa sonrisa en sus labios, en esos labios que por tantos años fueron mi perdición serían mi perdición una vez si...

Se sienta en el sofá cerca de la cuna, lo saca de adentro y lo pone en sus piernas, lo mese con amor y mi pequeño le sonríe, con sus manos pequeñas acaricia el rostro de su madre. Ella gira su rostro al mio y me siento mal al ver lágrimas en sus ojos.

—Si tan solo estuviera viva, esto es simplemente un sueño tuyo en el que estas consciente y se me permitió estar.

—¡Si lo estas! —hable con dolor en la garganta.

—¡No lo estoy Esteban! —llora, se para y deja al bebé en la cuna que nos mira con los ojos llorosos.

—Para mi lo estas —se acerco y me abrazo fuerte, sentí su cuerpo muy frío.

—Te estas haciendo daño y con ello a mi, te amo eso no cambiara —acaricio mis mejillas y mire a otro lugar.

¿Por que estas de negro gusta? Nunca te gusto mucho el negro —acaricie su pelo lacio.

Camino por la habitación, tocando todo lo del bebé y hasta recogía cosas del suelo y las ponía en su lugar, es de noche y la luna alumbra la habitación de nuestro hijo donde nos encontramos.

—Por que aun no pertenezco a la luz, aún camino en aquel túnel oscuro estoy entre ustedes, en la oscuridad —me miro fijó.

—¿Por que? —me dolieron sus palabras.

—Soy una madre y mientras no cumplas que puedas vivir con mi muerte y saber que mi hijo puede tener una madre buena que le de amor no me podré marchar en paz.

Se acercó a la cuna y dejo un beso en la frente del pequeño y lo miro con amor, camino a mi y unió sus manos con las mías, se acercó lo bastante hasta rozar su nariz con la mía y pude sentir sus labios rozar los míos, se sentían muy fríos, me miro a los ojos y me separo de mi.

No dije nada solo salió una vez más al aire, a la nada.

Abrí los ojos y lo primero que veo es el techo de la habitación, salgo de la cama rápido y casi corro a la de él. Entro en ella y lo veo durmiendo plácidamente hasta por segundos se le forman sonrisas en los labios.







Aurora


Termino de hacer mi recorrido por las incubadoras y voy anotando en el expediente de algunos bebé que están mas delicados que otros. Hoy nació un bebé de catorce libras, todos mis colegas y yo estamos impresionados en el gran amor de Dios, la madre esta muy feliz, incluso hace un rato vi cámaras de la televisión. Ese pequeño ya será famoso con solo horas de nacer aunque estamos un poco asustados y preocupados, hemos estamos muy al pendiente con ese nuevo ángel. Mis tacos de punta fina color vino hacen su bienvenida encima del piso blanco y limpio. Abro mi consultorio y cierro tras mio, me quito la chaqueta color blanco con dibujos y el logo de la clínica, me saco el gorrito igual del pelo, la puerta se abre dejando ver a mi secretaria.

—¿Se va?.

—Si, ya acabo mi turno, tu también vete a descansar, cualquier papeleo me lo mandas por correo por favor —me ajusto mas el jeans.

—Si claro, gracias —sale.

Me arreglo la blusa, el pelo lo peino con mis manos, iré a visitar a mi madre. La mayoría de la familia de mi madre viven fuera del país, en Europa, a mi me gusta mi América. Aunque por lo que se mi padre era europeo.

...

Las calles me traen tantos recuerdos. Las casas tan bonitas, la nieve cuando llega, estaciono afuera de aquella casa donde crecí de dos niveles color mostaza, el pasto verde como siempre bien cuidado y sus plantas bien cuidadas, mi madre con todo y lo que es, ama sus plantas. Abro la puerta y respiro hondo, hace dos meses que no la veo, cruzo la calle, todo sigue igual, subo los tres escalones y toco el timbre de la puerta, fue una madre soltera prácticamente, pero mi familia no se busca entre así, viven de escalas y me refiero a social.

Al tercer timbre se abre, sus ojos se abren de la sorpresa y sonrío con amor. Me abraza fuerte y me hala dentro de la casa.

—¡Hija por Dios te has olvidado de tu madre! —acaricia mi pelo al tiempo que me hace sentar nostálgica.

—Es el trabajo mamá —miro todo a mi alrededor, ahí cosas mas modernas, ahora han reconstruido parte de la casa.

—¿Cómo has estado mi pequeña? El sólo hablar por teléfono o cámara no me resulta —se levanta y me da la mano llevándome a la cocina con ella.

Me hace sentar en una silla, la cocina no es la misma que vi al crecer, demasiado lujos y cosas demás pero así es ella. Hasta ahora hemos hablado de mi, de mi trabajo, de la vida en la ciudad y ella. Bueno es especial, hablarme de las cosas que están a la moda. Físicamente la gente decía antes que eramos dos gotas de agua, tenemos los mismo ojos, las cejas y la nariz, su pelo es mas lacio que el mío.

Dos casi horas y sigo aquí, hasta han llegado vecinas a saludarme. Las misma que me jodían tanto de joven, mi madre vive con una prima de casi mi edad y digamos que mi tía viene de vez en cuando.

—Mami debo irme —la abrace y cogí el bolso del sofá.

—¿Cuándo vendrás a pasar un fin de semana? Aunque no lo creas me haces falta —hablo sincera y acaricio mi barbilla como cuando era una niña.

—Pro... Prometo volver pronto ¿si? —me abrazo y salí de la casa viendo a mi alrededor. La tarde llego y con ella el sol se oculto, me subí al auto y conducía a casa con la radio encendida, mi celular empezó a sonar lo puse en alta voz y conteste al ver que era Nereida.

—Hola —hable.

—¡Ya llegue! —hablo feliz y bastante alto por suerte que esta en alta voz y no lo tenia pegado a la oreja.

—No que era en unas semanas.

—¡Maldita no te alegras!.

Reí por su manera tan espontánea.

—¡Claro que si y lo sabes! Sólo que no me lo esperaba hoy —seguí con mis ojos en la carretera.

—Mmm te voy a creer pero cuando te vea te mato, por cierto ¿Donde andas?.

—Voy camino a casa, estaba donde mi madre —doble en L.

—Aahh esta bien —escuche un bebé.

—¿Estas con Gabriel? —sonreí.

—Si me vine directo a casa de mi primo aunque tengo que darle calor al apartamento que pago aquí y ni lo uso.

Me reí, esta mujer esta tan loca como yo.

—Te llamo en cuanto llegue a casa así vas a mi casa y pasamos un rato, lleva al bebé —hable lo ultimo tímida y colgué.

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora