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Tras ver aquellas puertas cerrarse sonreí ampliamente para el pequeño que me mira cómplice, saboreando los restos de papilla de cuando Esteban intento dársela, eleve una ceja.

—Ahora si quieres la papilla, he, eres un bebé tramposo —le señale.

Me despoje de mi chaqueta para estar mas cómoda y la deje doblada en el primer sofá que vi, camine a la cocina observado todo y localizo la papilla, la cojo y la pongo enfrente del pequeño que eleva sus manos arriba y sonríe moviéndose en su lugar, su empeño por querer quitarme la cuchara me dio a entender que le gusta comer solo para hacer un bonito desastre. Me puse en pie y mire con cautela la casa en la que me encuentro, poca decoración, pero cosas cómoda. Las cosas del bebé le dan ese toque de ternura, algunos juegos en el piso color madera reluciente, un corral supongo que ahí hace sus siestas, mire nuevamente aquel cuadro y luego al bebé con la nariz y las mejillas todas sucias de papilla, es gracioso verle despreocupado intentando meter aquel alimento en su boca y solo consigue entrar un poco, como sus pies que cuelgan se mueven inquietos y los sonidos que hace con la boca chupando la cuchara cuando por fin la entra en su boca.

—Eres muy inteligente, me hubiese gustado tener un bebé como tu en un futuro pero... No todas tenemos ese privilegio de traer vida a este mundo —acaricie su pelo castaño que cae en su frente.

Me despoje de mis calzados también y me ate el pelo. Me asuste al escuchar el teléfono de esta casa sonar busque con mis ojos de dónde venia el sonido, lo localizo y lo llevo a mi oreja.

—Aurora soy yo, Esteban ¿Cómo están ustedes? ¿Mi pequeño se ha portado bien? ¿Ya desayuno? ¿Que hacían? —su voz sonó suave pero con ese toque de preocupación paterno.

—Estamos bien, por aquí todo bien. El pequeño Gabriel ya come su papilla —mire al bebé.

—Interesante gracias, adiós.

Colgó.

Deje el teléfono en su lugar y fui con el pequeño que se ha ensuciado toda la ropa. Lo cargue y me dirigí a su habitación. Huele todo tan rico a bebé, me metí a su baño le quite la ropa y lo deje en la bañera vacía, mis ojos se movían con rapidez por todo el lugar localizando lo que necesito, agua tibia, jabón de bebé, toallas, esponja y gel de pelo.

...

—Ves, estas como nuevo —le sonreía al pequeño terminando de ponerle un calcetín para que no estuviera con los pies desprotegidos y no se hiciera daño al gatear.

Empezó a llamar a su padre, me lo monte detrás al estilo caballo y fuimos a la sala.

—Tengo hambre —arrugue la frente.

La verdad no soy una persona vergonzosa en el sentido de dejar de comer, puedo estar en el lugar que este, quizás he cogido mas confianza de lo debido con un hombre que es mas complicado que mi pelo para ponerlo lacio del todo. Aun así soy arriesgada, jamas me había tomado tantas molestias con un desconocido pero Esteban es un caso que llama mi atención, tan extraño, con un dolor reprimido y este pequeño se ha ganado mi corazón.

Deje al pequeño en el piso encima de una alfombra donde juega con sus juegues, camine a la cocina, me puse las manos en la cadera y abrí la despensa, vi pan integral y una cartón de juego de manzana, no seguí esculcando en aquella cocina ajena y comí el pan con el jugo, mientras lo comía vi una manzana verde muy apetecible encima de la meseta, la cogí y la lave, le di tres mordisco, es la única que hay ¿no importa verdad?.

Me senté en la alfombra con él, con mi jugo, pan y manzana, juegue con él y termine de comer, deje todo en la basura y volví con el pequeño.

...









Esteban





No he podido concentrarme del todo en el trabajo, pensé en irme de una vez, pero me encontré con algunos inconvenientes aquí entre los empleados, me he tranquilizado mas al llamarla y saber que ambos están bien y casi saldré para la casa.




...






Estaciono el auto y salgo dejando la puerta del auto caer, cruzo la calle y meto la llave, abro la puerta y lo primero que mis ojos captan es a ella tumbada en la alfombra rodeada de juguetes, la cabeza de mi pequeño descansa en su pecho mientras su cuerpo queda en su abdomen, están de lado, los juegos regados y un biberón vacío a su lado, están dormidos ¿Que debo hacer? No puedo despertarlos se ven cómodos y tranquilos, cierro la puerta sin hacer el mínimo ruido y camino de puntitas por su lado, un teléfono empieza a sonar a todo volumen con la canción de Perfect, me quedo estático sin saber que hacer los veo y esta abre los ojos despacio, me agachó y trato de coger a mi hijo en brazos para no despertarlo. Lo levanto conmigo y la observo ir a su cartera y sacar su celular, llevo a mi hijo a su habitación y al regresar la veo hablando, una sonrisa fue dibujada en su rostro mientras que con una mano peinaba su pelo, me arrime al marco de la puerta de la ante sala y analice su compostura, hablaba sin quitar esa sonrisa, no era una conversación larga, pues mas asentía y decía que si, o se disponía a escuchar y reír, su risa suave y un poco chillona, no fuera de lugar.

La vi colgar y se giró a mi persona.

—Perdón pensaras que me he tomado mucha confianza era...

—No importa, entiendo —segui en mi posición sin apartar nuestras miradas.

—Eh, oye, me disculparas pero —señalo la cocina. —Me he comido una manzana, un pan y...

Reí por su comportamiento como si hubiera cometido un delito, me sorprendí a mi mismo al sentirme reír y sonreír sin pensar en ella.

—No pasa nada Aurora, no importa, gracias.

—De nada, bueno, ya me iré. Fue un placer estar con su bebé, es un encanto espero poder volver a pasar una tarde con él —dijo mientras se ponía sus zapatos, la chaqueta y cogía su bolso.

—¿Era su novio? —las palabras habían salido solas de mi boca sin control y sin darme tiempo a cuestionarlas como si no hubiese sido yo el que pregunto.

Antes de abrir la puerta se giro y se quedo mirándome sin entender.

—Perdón olvide eso que ...Sólo olvídelo.

—Quizás—respondió sin dejarme terminar.

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora