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Me asesoró de que mi bata este bien puesta y ruedo mi silla para sentarme y organizar bien el escritorio. La puerta se abre dejando paso a uno de mis pacientes de cinco años, me sonríe y me paro para saludar a su madre y a él.

—Hola buenos días Rubén ¿como estas? —con ayuda de su madre lo siento en la silla y acaricio su pelo.

Rubén tiene problemas de obesidad, es una pena siendo tan pequeño pero se ve tan tierno aveces así de llenito, pero las cosas han complicado, pues casi no puede caminar y se agita mucho, aparte de que sufre de bronconeumonía, ya han sido varios sustos que nos da, lo estoy tratando y ha mejorado, me da lastima siendo apenas un niño de cinco años.

Después de hacer mi chequeo y revisar unos analices que le mande ha hacer, le cambio la dieta para verlo dentro de quince días y cambiar la leche. Aparte de mandarle ha hacer ejercicios terapéuticos para fortalecer sus músculos.

...

Miro un rato mas el cigarro y me decido por encenderlo, levanto la mano y pido la cuenta, he venido a desayunar a la cafetería, salgo de ahí y cruzo la calle para llegar a mi auto, mi celular suena en mi bata aun puesta y lo llevo a mi oído al ver que es Nereida.

—Hola —abro la puerta y subo dentro poniendo mi cinturón.

—¿Podemos vernos? Necesito un día de chicas —me reí.

—Claro, voy saliendo a mi casa ve y así pasamos un día juntas —cuelgo porque alguien me toca bocina detrás le hago señas de que me de tiempo y enciendo el auto conduciendo a mi hogar. Abrí la ventanilla y saque el cigarro para tirar la colilla, lo llevo a mi boca. El sol me da de lleno en el cristal y toco bocina, el semáforo cambio y al parecer me encuentro con unos adolescentes aprendiendo a conducir, respiro pesadamente y recuesto mi cabeza del volante, la música de mi celular interrumpe mi aburrimiento y sonrío como boba al ver que es Esteban, deslizó al verde y lo pongo en voz alta para seguir conduciendo por fin.

—¿Hola? —Su voz, esa voz Dios mio.

—Hola —sonrió.

—¿Como va su día? ¿Interrumpo algo?.

—Bien, normal, no tengo mas pacientes por hoy y ahora conduzco a casa.

—Ahora mismo surgió otro paciente —escucho su risa suave y se que viene con alguna broma la cual le voy a seguir. Esteban se nota que es una persona perfecta para llevar una relación, nuestra relación ¿porque? Se le ve que es dinámico, divertido y sobre todo encantador.

—¿Entonces me ha surgido otro paciente? ¿Cuando y donde que no me enterado? —pongo voz de preocupación.

—Pues esta acá en mi casa, dice que le duelen los brazos y el cuello —ríe y hago que no le escucho.

—Dígale a ese niño que podré pasar en eso de las cinco por ahí que le pondré una inyección —no aguante y me reí igual.

—Ya se lo he dicho —con voz sensual. —Bueno ahora te dejo conducir tranquila —y cuelga.

Sonrió para mi y me estaciono afuera del edifico, salgo y pongo seguro mientras cruzo ya la calle corriendo sujetando mi cartera.

Mañana día de las madres casi lo olvido.

Entro dentro de la casa y dejo mi bata y cartera arriba de la mesa, seguido suena el timbre Nereida hasta el tocar te lo conozco.

—¿Quien quiere la pizza? —sonrió y nos saludamos

—Quiero la pizza y a ti —nos echamos a reír sentándonos mientras ella, se acomoda quitándose los zapatos, bufanda y soltándose la coleta mientras yo ya tengo un pedazo de pizza metido en mi boca, soy rápida tragando.

Caminamos con todo a la otra sala y voy poniendo una película.

Quizás Blanca Nieves y los siete enanitos.

No que tal El caballero de la armadura oxidada.

Mas bien Alicia y el país de las maravillas, si justo esa.

—Quita esa película Aurora Catalina —me señala ella trayendo un tazón de dulces de la cocina.

—A mi me gusta —digo encogiendo me de hombros.

—Tengo el período menstrual debes complacer a esta mujer si no me quieres ver con bolsas de hielo en los ojos y mocos rodando por mis...

—Ya entendí no hacen falta tantos detalles, loca.

Hago una mueca y pongo cualquiera que ella quería. Y así es como empieza un día de chicas, no aun así sin antes estar viendo la hora cada rato pendiente de las cinco, por supuesto que iré ese truco lo uso para que yo fuera sin decirme directo quiero verte, aparte de que muero por volverlo a ver, besarlo y compartir silencios que son cómodos

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora