|•74•|Mami y Papi

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Estoy enamorada de su rostro, de sus ojos como los de su padre, azules, de sus mejillas rosadas y sus labios tan pequeños, de ese olor natural a bebé que sale de ella. Soy la mujer mas feliz del mundo, ¡tengo una familia! Y la mejor de todas diría yo. Aun no lo puedo creer, ayer la traje al mundo y no se que hacer la verdad. Tengo emociones y estoy llorando todo el tiempo.

Esteban ha estado conmigo sin apartarse ni un momento y valoro eso muchísimo. Aún no puedo sacar de mi cabeza su rostro preocupado y gran fuerza y valentía que me dio y me sigue dando. He tenido un pequeño problema con la presión por lo que seria mañana que me iría a casa. Mamá y Nereida han salido por café, las pobres no me han dejado sola y tampoco han descansado lo suficiente, jamás pensé tener una amiga como ella.

Ya la extraño y no hace más de cinco minutos que se la han llevado para hacer los chequeos de rutina. Miro a Gabriel ángel jugar con los bloques arriba del sofá súper concentrado. En la mesa unas rosas rojas hacen que sonría, me las ha comprado Esteban junto aun globo grande de bienvenida y chocolates.

Sale del baño pasando sus manos por su pelo.

—Descansa —toma mi mano y deja un beso en esta. Acaricia mi pelo.

—No, no quiero perderme un segundo de mi bebé y ya estoy ansiosa de que me la traigan —mire sus ojos.

—Sabes estoy muy feliz y orgullo de ti, siento que soy el hombre mas afortunado del mundo, te amo —acaricia con sus pulgares mis mejillas.

—Yo también te amo —junto sus labios a los míos.

Me acomodo mejor en la cama moviendo mi cuerpo despacio.

—Deja que te ayude cariño —acomoda mejor mis almohadas atrás y sonríe feliz mirando mis ojos.

—Gracias —susurré sintiendo un cosquilleo en mi estómago.

La puerta se abrió y sentí mi rostro iluminarse, una enfermara joven la trae en brazos en una manta. La había vestido temprano con ayuda de mamá.

Abrí mis brazos enseguida mientras sonreía. Siendo pediatra tengo mucho miedo y no se como cargarla ni hacer nada, siento mucho nervios a pesar de conocer y saber. La chica se fue, acaricie su rostro con las yemas de mis dedos, tenia los ojos entre abiertos y esta tan tranquila. Deje un beso en su nariz y otro en su frente para luego sentir mis ojos picar.

—Es igual a ti —hablo mi amado y deje un hueco para que se acomodé.

—Trae a Gabriel.

El pequeño me miro como ya era hora. Lo dejo a mi lado y este nos miro para luego fijar su vista en su hermana. Me abrazo y con sus pequeñas manos e intento apartar a su hermana de mi sorprendiéndonos.

—Amor es tu hermana, debes amarla, cuidarla y ser cariñoso con ella —su padre le habla con cariño y palabras suaves.

—¡No! —exclamo mirando la bebé en mis brazos que bostezo y luego me miro a mi.

—No lo presiones amor, es normal —miro los ojos del pequeño.

Esteban lo llevo al sofá y siguió jugando como si nada. Me ayudo a quitar el gorro de su cabeza llena de cabellos casi rubio como su padre. Empezó a llorar con un llanto tan hermoso que sonreía y mire a Esteban. Su piel tan suave y velluda.

—Creo que tiene hambre —miro con ojos lleno de brillo, amor y ternura.

La tomo de mi brazos con cuidado caminando de un lado a otro mientras le decía cosas tiernas y dejaba besos en sus mejillas. Yo con cuidado de no lastimar mi mano donde tenia el suero conectado fui quitando de un lado mi bata rosada dejando mis senos expuestos que están duros, firmes y mas grandes, del derecho salia un poco de leche. Me miro y la puso en mis brazos. Mi pequeña Emma Alba seguía llorando y toda su carita esta roja. Es tan pequeña. Ayer fue mucho trabajo para alimentarla, no se hacerlo, soy primeriza y aunque obvio he tratado muchos niños no me había preparado mentalmente y no se como hacer nada, creó es la emoción.

Así no aurora, ¡lo estás haciendo mal!. ¿Que va a pensar de ti Esteban?.

Estos son los pensamientos que tengo y otras tantas emociones. Mi pequeña abría la boca moviendo su rostro desesperada tratando de encontrar mi pezón. Mira mis ojos fijamente.

—Mi pezón es muy pequeño y se desespera, no se hacerlo —sollozo y respiro pesadamente sintiéndome mal.

—Amor tranquila, relájate primero.

No podía e intente agarra mi seno y guiarlo a su boca pero llora desesperada y cuando creó que ya lo tiene en la boca y ella también, llora peor al sentir que no sale nada pues no lo tiene dentro. Empecé a llorar igual de desesperada mirándola.





Esteban

Son tantas emociones que la entiendo perfectamente y no se que hacer para ayudarla. Ayer también fue un martirio y solo su mamá pudo ayudarla. Empezó a llorar y me sentía mal al ver la escena, ambas lloran y tienen el rostro rojo.

—Mi amor mírame —hable con dulzura, fijo sus ojos llorosos y sus mejillas rojas en mi.

—Es tu culpa, te dije que me hicieras pezón —no pude y reí por su comentario.

Me acerco y mientras nuestra pequeña aún lloraba sujete su pequeña cabeza con cuidado mientras ella su seno y lo guía a su boca. La pequeña lo sintió en su boca y jalo con fuerza haciendo sonidos graciosos.

—¡Wow duele mucho! —muerde sus labios. —Esta chupando con fuerza.

Y así era, nuestras bebé jalaba del seno cerrando sus ojos y limpié los restos de lágrimas que había en su rostro mientras Aurora apoyo su cabeza en mi hombro cerrando fuerte los ojos.

—¿Te duele mucho? Amor.

Solo asintió, la acomodo mejor en sus brazos y seguí sujetando su cabezita.

La puerta se abrió dejando ver a su madre y Nereida.

Gabriel se bajo del sofá y fue donde su ahora abuela y lo subió a sus brazos como tal consentido.

—Hija debes relajarte porque la bebé debe hacer ella misma su pezón.

—Es que duele mamá —se quejó.

—Intentalo —apoyo mi prima.

Solté su cabeza y con cuidado la acomodo mejor en sus brazos mientras mi prima la ayuda y la acomoda. La bebé lloro un poco al no sentir la leche en su boca pero moviendo su cabeza con los labios abiertos ella misma encontró su comida.

Aurora sonrió feliz mirándome.

Mi pequeño quiso subir arriba y lo puse al lado de la pequeña. La miro fijamente y con mucha ternura e inocencia paso con cuidado su mano pequeña por su cabeza peinando su pelo y dejo un beso en su frente.

—¿La amas? —miro mi amada sus ojos y sonríe.

Movió la cabeza con vergüenza por todos lados sonriendo. Haciéndonos reír.




...


La tengo en brazos con Gabriel a mi lado que ahora no se despega mientras ella entro al baño con su madre.

—Se parece mucho a ambos —comento mi prima organizando la ropa que había de la pequeña.

—Gracias por estar aquí, es muy importante para mi y lo sabes —le dedique una sonrisa.

—Lo sé y se que te hubiese gustado que ella estuviera.

Se que se refiere a mi madre. Pero esta es la vida real y se que no vendrá haciéndose la buena.

—No lo creas —le hable mirando el rostro mas hermoso del mundo.

Mi pequeña Emma Alba. He comprando unas argollas de oro para cuando le hagan los aretes si Aurora quiere y aun no lo menciona, también un azabache muy hermoso por la creencia de su abuela.

Aprovechando que están con ella fui a casa a darme una ducha junto con Gabriel.





Aurora

Me acomodo en la cama y con ayuda de ellas le cambio el pañal y le pongo ropa limpia y con olor a bebé como ella. No me cansa mirarla y besarla. Tampoco de hacerle fotos.

Tiene los ojos bien abiertos mirándome fijamente sujetando unos de mis dedos en su pequeñicima mano. Peine con mi pulgar algunos vellos en su rostro demás y sobe su nariz con la mía.

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora