Metí toda la compra en el auto atrás, camine a la puerta del copiloto y cuando iba a entrar su voz y tonto chillido me hizo saber de quien se trata.—Vaya, la vida nos quiere juntos —hablo con ego y lo mire directo a los ojos.
—¿Porque demonios no me dejas de acosar y me sueltas? —eleve los brazos al aire ya cansada con la mala leche que me traigo hoy no estoy para bromas, con hambre y cansada no se molesta una mujer.
—¿Porque te haces tanto la difícil Aurora Catalina? Venga un par de copas y listo —rio en mi cara, lo mire con desprecio.
—Estoy pensando seriamente que quizás te aprovechaste del momento —lo mire a los ojos con enojo.
—Jamás te haría eso, tu me lo pediste con la mirada lo queríamos ambos, lo disfrutamos, aun escucho tu melodía de jadeos y suspiros, aquel sonido en mis oídos todas las noche —cerro los ojos como si lo estuviera viviendo en el momento y lo mire con repugnancia.
—Eres asqueroso, te lo advierto de veras, alejarte de mi Sebastián —le señale. —Para mi aquello ni paso. ¡Me estas molestando! Te estas pasando y te voy a poner una orden de alejamiento —respire molesta enfrente de el ¡y ahora me saque la loto con este!.
—Te dirán que soy un pobre hombre enfermo, que lo tome como algo pasajero, juró que lo intente, pero. Estoy enamorado de ti y no puedes hacer nada con eso —se ríe con malicia ¡desde hoy se le fue lo guapo y quizás la lastima que podía tenerle!.
Abrí mi puerta rápido y me metí dentro. Las gomas de mi auto hicieron un sonido como de carreras por la presión que ejercía y algunas personas miraron, salí del supermercado y conducía a casa, en un semáforo llame a Nereida por celular le adelante un poco.
Abro la puerta de casa y voy entrando las bolsa de la compra una a una hasta terminar y despojar me de los zapatos, bufando, chaqueta y soltar me el pelo. El timbre sonó y me giré a la puerta imaginado lo peor. Como sea ese imbécil, juró por Dios que le daré con un sartén en los huevos, estoy segura que se hace el tonto.
Camine a la puerta y la abrí, es Nereida por suerte y no cargaba el sartén en la mano, no fuera hacer cosa que tirara sartenazos a lo loco.
—¿Me estas escaneando como esos robots que luego le sale una luz roja por los ojos y me quema? —hablo riendo y dándome un manotazo en la mano y entrando.
—Dime que película te viste ahora —puse ambas de mis manos en la cadera mientras esta se acomoda en el sofá.
—Digamos que no estabas muy lejos de tirar fuego por los ojos.
Suspire cansada y me senté enfrente del sofá con ella.
—Sebastián es el hombre con el que te conté que tuve una noche loca, ya sabes y ahora como también te dije me acosa el maldito, me tiene harta, estoy pensando seriamente en una orden de alejamiento y sabes que dijo el imbécil, "te dirán que soy un pobre hombre enfermo " —imite su voz.
La mire quien me mira sin creer.
—Imagine todo menos tal cosa —la mire a los ojos.
—Te juro que eso para mi ni paso, ni recuerdo —me puse en pie.
...
Media hora mas de hablar del tema y acordamos que no se le dirá nada a Fabián, no queremos que el termine pagando los platos sucios de su hermano y aparte que quizás una futura relación seria entre mi amiga y el se vea afectada simplemente por que su mejor amiga, o sea yo, se acostó con su hermano y ahora el pobre no supera eso.
—¿Oye pasta? —levante la bolsa de espaguetis desde la cocina y giro su cabeza haciendo una mueca.
—¿Me quieres matar a pastas o pastasos?.
Reí por su vocabulario.
Mientras picaba todo en la cocina no dejaba de pensar en como estarán ellos, aun siento su cuerpo pegado al mio deberías cambiar esos pensamientos, pero claro la aurora nunca se lleva de mi. Espero y el pequeño este muy bien. Claro está que entre los niños es diferente se curan mejor que un mayor.
Esteban
El teléfono de casa suena con insistencia y tengo que correr de puntas para que Gabriel Ángel no despierte.
—Buenas tardes.
—Buenas tardes, soy yo señor, Manuela. Acá en la empresa se le ha necesitado bastante, desde mi punto de vista está descuidando el trabajo, hoy pudo haber firmado un gran contrato pero no asistió —hablo y ya me le imagino acomodando sus gafas.
—Manuela soy el jefe, el dueño, tu jefe. ¿No entendí muy bien? ¿Me estas llamando prácticamente para reprocharme algo o que?.
—Disculpe señor yo solo intento hacer que usted lleve todo en control acá en su empresa y le informo.
–Lo haces mal, estas despedida, pasa mañana a buscar tu carta y cualquier queja, duda, con la nueva secretaria que estará mañana —y colgué.
Pase mis dedos por mis sienes, no es la primera vez que ella quiere mandar en lo que hago, se perfectamente como manejar mi empresa aparte desde acá en casa ni ella se imagina todo lo que resuelvo de allá nadie sabe los problemas de nadie, pero todos quieres meterse. Aparte hace un mes se estaba cogiendo mucha confianza conmigo. Camine a la habitación y me quedo parado observando a mi verdadero ángel sentado en la cuna jugando con unos peluches, eleva su mirada miel clara como ella y me sonríe mostrándome el peluche, mire su frente, sólo se ve un pequeño punto rojo muy disminuyó. Lo saque y beso todo su cuerpo haciéndole cosquillas.
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Papá soltero
RomanceNo se olvida quien muere si no quien se va sin morir. #3 en Romance /1/5/19 #1 en Gabriel /27/5/19 #2 en muerte /02/519 #1 en juvenil /06/6/19