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Me siento como una adolescente a la que le hacen su primera cita y ojo que no sea lo típico, pero aquí estoy metida de cabeza en mi armario, hace un rato Esteban me llamo avisando que la salida seria a las cuatro y ya son las tres y ni siquiera me he duchado ¡carajo!. Saco por fin una falda holgada pero se ajusta atrás quedando ajustada en la cintura hasta la rodilla con flores de colores y una blusa de mangas cortas de tela sin diseño negra la entrare por dentro. Me agacho y saco unas sandalias sin tacón con tiras a los lados y dejo todo en la cama.

Me entre al baño y salgo en menos de diez minutos igual me duche bien en la mañana lavando mi pelo el cual lo deje mojado y suelto haciéndome dos trenzas adelante y atadas atrás dejando la mitad suelto. Término de vestirme y me pongo base en el rostro y labial de brillo.

Baje las escaleras y puse a cargar un poco mi celular. En lo que el llega me serví agua, la bebí tranquila pensando en mamá en los tiempos juntas, todas estas emociones que estoy sintiendo ahora quisiera compartirlas con alguien, ese alguien ella. El timbre sonó y me apresure a abrir la puerta encontrando me primero con sus ojos hermosos azules de mar y pasando a los del pequeño que me miran hipnotizado lo abrace aun encima de su padre.

—Tenia muchas ganas de verte —dije aun con el en brazos.

—¿Y a mi? —dice Esteban, le miro sonriente.

—También a ti —se acercó rápido y dejo un corto beso en mis labios, Gabriel paso mirada de su padre a la mía y agachó la cabeza llevándose su dedo a la boca.

Esteban carraspeo y hablo por el incomodo silencio que se instaló.

—Mi pequeño porque no conversas una rato con Aurora, el hoy amaneció hablando mucho con su tía Nereida y cuando llegue empezó a contarme muchas cosas —él acarició el pelo de su hijo y dejo un beso en su mejilla.

Aun estamos en la entrada de mi puerta.

—Si —me sorprendo al ver como Gabriel pudo decir si tan claro.

Con el en brazos entre y busque mi cartera echando mi celular dentro y saliendo por la puerta con Esteban detrás mio.

—Estas hermosa —susurro en mi oído ya dentro del ascensor mientras Gabriel se ocupa de jugar con mi pelo y hacerse el dormido el mi hombro.

—Tu también —lo mire directo a los ojos.

Llegamos abajo y subimos a su auto dejando al pequeño en su asiento detrás y abrochamos bien su cinturón. Me subí adelante y conducía en silencio por las tranquilas calles de un sábado por la mañana, saque mi celular y me mensaje con algunos compañeros de trabajo y Nereida. Solté el celular y me giré a ver al pequeño que juega con una mariquita de juguetes me miro y me tendió el juego.

—No, juega tu cariño —le sonreía y mire a Esteban, sus gestos y lo concentrado en la carretera, con el cuidado en que conduce y la paciencia, sus brazos cuando se mueven en el volante, su mirada puesta en la carretera, cuando esperamos unos segundos delante de un vehículo.

—Se que me estas mirando —dice sin girarse a mi.

—¿Como lo sabes? —me cruce de brazos divertida mirando los lunares en su rostro.

—Porque te estoy mirando también indirectamente.

Levanté mi mano y acaricie su pelo que termina en su nuca, me miro un momento y luego a su hijo que sigue jugando pero por la mirada de su padre nos mira a ambos sin ningún sentimiento en su rostro.

—Es un bebé pero ellos saben muchas cosas y se pueden dar cuenta de todo.

—Me he dado cuenta, creo que sabe que su padre esta Enamorado —me mira a los ojos y luego mis labios que pase la lengua fingiendo no darme cuenta que los miraba y me sonríe.

—Hemos llegado a la plaza —se desabrocha el cinturón y sale el auto y hago lo mismo que él, abre la puerta de su hijo y sale con el en brazos.






Esteban

El sol se ha ocultado solo un poco, ahí muchas personas también con niños y en coches para bebés, personas vendiendo cosas de comer o globos para niños etcétera, gente ofrecida a tirarte fotos y tu le pagas cuando te la dan, otro haciendo alguna actuación de payaso o cantando canciones que según ellos a los niños les gusta pero mi hijo pone mala cara. Con él en brazos entrelazo la mano de Aurora con la mía, sus dedos suaves entre los míos, me mira y sonríe, subimos los tres primeros escalones de la plaza y entramos adentro, primero los lleve para comprar una boleta y traer a Gabriel un rato a saltar en unos trampolines y ahora nos estamos sentando afuera de un pequeño parque de diversiones, las sillas de palmeras cómodas, ahi varias personas.

—¿Están a la espera para el concurso de la ruleta o van a tomar alguna bebida dulce? —una joven con una pequeña libreta se nos acerca por el uniforme se que trabaja aquí.

—¿De que trata el juego de la ruleta? —Pregunte y vi a Aurora interesada.

—Trata de que se ponen a dos niños de la misma edad a mover una ruleta con distintas bebidas que se les da a ellos mismos, la que salga debe ser tomada por los padres en una biberón en competencia con los otros padres del bebé. Los que ganen primero se llevan una tarjeta de bebé por una compra de cinco mil dólares la pueden utilizar solo para cosas del niño —nos mira a ambos.

—No, esta bien gracias —me niego de inmediato.

—¿Que hay que hacer para concursar? —pregunta Aurora y yo la miro sin poder creer que quiera concursar.

—Solo tienen que coger un tique y cuando llegue su turno se paran con su hijo y listo.

Aurora se levanta de su silla y va y busca un tique con el número dos.

—Lo haremos juntos así que prepárate —me señala guiñando un ojo.

—¿No tomaran nada entonces? —pregunta la chica nuevamente.

—Si yo quiero un juego de esos que le echan frutas adentro picadas, perdón olvide el nombre —habla aurora.

—Tranquila se a cual se refiere, ¿y usted? —me mira a mi.

—Lo mismo que ella.












¿A alguien más le gusta tanto lo dulce como a mi?.

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora