|•29•|No esta olvidado

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Esteban

—Aurora muchas gracias por acompañarnos de verdad, mi hijo la paso bien —me despedía de ella con mi hijo cargado enfrente de su puerta que la acompañe a subir.

—Soy yo la que debe agradecer la pase muy bien. ¿Y usted la paso bien?.

—Si, la pase bien —sonreí.

—Bueno hasta luego.

Se acerco a Gabriel y dejo un besito en su frente y otro en su mejilla dejando el aroma de su pelo cerca de mi. Se alejó y cerró su puerta, me di vuelta y subí al ascensor y ya al auto.


...

La tarde ya ha caído, mi hijo se durmió, aprovechando un largo tapón de auto delante de mi en un semáforo recuesto mi cabeza en el volante. ¿Por qué estoy actuando de esta manera? Últimamente estoy creando una amistad muy personalizada con ella y eso no esta bien, ya paso aquel roce de besos que no esta olvidado aún. ¿Qué más podría seguir? Ahora casi siempre está en mi cabeza, sus ojos, su rostro, su voz, como es con mi hijo, esta ganando, mejor dicho se ha ganado el cariño de mi hijo y con ello, pues me esta ganando a mi, es el tipo de persona que te puede marcar con solo una mirada, por su manera tan diferente de ser, desde que la conozco no finge algo que no es, es tan cómica, divertida, aventada, su risa, soy una persona adulta y se que no se puede seguir alargando esta soga que quema.

El tapón ha terminado y pude seguir a mi hogar en tranquilidad. He llegado a casa y tuve que cargar a un Gabriel dormido a su habitación, le quito su ropa y lo dejo en pamper, enciendo en un volumen bajo su aire y salgo agotado de su habitación, voy al garaje y saque su bulto y vi su chaqueta negra la cogí, fui con todo a la casa luego le devuelto su chaqueta.

Camino a mi habitación, me despojo de mi ropa y me doy una ducha corta, ya terminando me recuesto en la cama con bóxer boca arriba, observando como el día va pasando tan rápido y cierro mis ojos.

Esta sentada en la esquina de mi cama con los pies pegado a su pecho mirando a la nada, me acerco por detrás y acaricio sus hombros desnudos, gira solo un poco su rostro y me mira con sus ojos mieles penetrantes.

—Ella es hermosa —habla y no la comprendo, me pongo en su frente quedando frente suyo y acaricio sus mejillas.

—¿De quien hablas? —pregunto.

—Sabes a quien me refiero la pudiste reflejar en ti y... No me siento mal, al contrario, me hace sentir bien por mi hijo y por ti, Gabriel la quiere mucho no los alejes y tampoco la alejes de ti. —acaricia mi mejilla, se pone de rodillas pasa sus piernas por mi cintura y se queda pegada a mi abrazando me.

—¿Estas llorando? —agarre su rostro en mis manos.

—Quiero que seas feliz por favor, con eso también harás feliz a nuestro hijo, ella es hermosa como tú y tienen un bello corazón ambos, deberías soltarme ya y dejarme marchar, tienes sentimientos por ella, deja los crecer y ser libres.

Acerco sus labios a los míos y dejo un beso ahí pero no sentí nada, se separo de mi y camino afuera, la seguí y entro a la habitación de nuestro hijo acaricia su cama y sonríe.

Me remuevo en la cama aún con los ojos cerrados, estoy despierto, los abro y me quedo tranquilo mirando a la nada. Esto seguro lo provoque yo mismo no fue real.






Aurora

Sujeto la canasta de ropa limpia y la tiendo en el pequeño cordel que hay en el balcón y vuelvo de regreso a la sala, cojo mi celular y me mandó mensajes con Nereida que me invita a una discoteca, preparan las mejores bebidas bartender (barman) me lo pienso, aun me duelen los pies pero termino aceptando su invitación.

Dos hora y estoy lista, una short y un top de tirantes, una chaqueta encima de mangas largas, botines altos, me maquille muy bonito, mis pestañas mas alargadas, labios rojos, línea negra en mis ojos, base, polvo y colorete de brillo en mis mejillas, acentuando mejor mi rostro, rocío laca para que ningún pelo se me fuera a parar en la frente, colonia y fui bajando las escaleras, ella me dijo que me esperaría afuera de aquel club, puse la dirección en mi celular y conduzco escucho canciones.

Cuando ya estaba bastante cerca la vi levantar las manos eufórica sonriendo con aquel labial mate color marrón que tan bien le queda, su pelo esta hecho en ondas, aquel jeans ajustado con rasguños y los tacos de punta fina negro y un top corto, muy típico de ella, me estacione bien y salí con un monedero de mano.

—¡Que bueno que viniste! Sólo tengo unos cinco minutos en espera, estas hermosa, mejor dicho hermosísima —me abrazo y reí, entramos juntas a aquel clud no sin antes pasar mi identidad de mayor. ¿Acaso no se nota? La gente siempre dice que soy menor, me lleve la gran sorpresa de que no hay un tumulto de personas sudadas y habían muchas personas claro que si, humo de colores salían por alguna esquina un poco oscuro, barra por todas las esquinas y mesas en el medio con sillas y personas sentadas. La música fue lo mejor, Nereida me jalo del brazo y pasamos por un medio de chicos jóvenes que movían sus cuerpos, pase bastante cerca de unos y susurro "quédate con nosotros guapa" le mire con una ceja elevada y deje que Nereida me guiase, nos sentamos en unos sofás negros pegados de la pared y adelante una mesa bajita de cristal. Se acercó a mi oído.

—Tú quedate aquí voy a traer bebidas para ambas, hoy conocerás mi bebida favorita —me hablo un poco alto y se fue dejando me sola.

La música electrónica ya estaba causando en mi esa chispa de ganas de pararse y bailar, a mi lado la gente baila, un desmadre.

Unos minutos más tarde regresa con dos vasos bonitos lumínicos y con un líquido marrón, hielo y un sorbete largo. Se sienta a mi lado y empieza a bailar, bebo de mi vaso, sabor a café, chocolate, maní y licor fue lo que mi paladar recibió bastante agradable y bueno. Media hora mas tarde y ya estaba de pie con ella bailando aquellas músicas tan sensuales robando algunas miradas, la conocí en una discoteca, ese día había salido con amigos de la universidad, un pisón de calzado, una disculpa y ya hay una amistad de dos años.

Su celular encendió la pantalla en la mesita de cristal y corrió con el lejos de mi, la seguí con la vista y se metió al baño. Al rato volvió con una sonrisa de oreja a oreja.

—Él viene —me hablo al oído pasando su mano por mi cadera.

—¿Quien? —sonreí.

—Fabián —chillo elevando sus manos al aire y moviendo las caderas, dándome un pequeño empujón y bailara como ella.

Ya van dos vasos mas de aquella bebida y me siento genial, veo que sus ojos se quedan fijos por el lugar y sigo su mirada café brillar y un hombre un poco mas alto que ella, pelo negro peinado a los lados, camisa y porte de hombre desafiante y bastante guapo se nos acerca, Nereida brinca a sus brazos abrazándolo ahora mas cerca tiene un pequeño parentesco con ...Sebastián... Tonterías mías.

—Mira ella es prácticamente como mi hermana. Mi mejor amiga, Aurora, Aurora él es Fabián —nos damos la mano y sonreímos educados, sus ojos mieles y pecas igual, sigo pensando que se parecen.

—Llevan mucho rato aquí —habla este abrazándola y depositando un beso en su mejilla y mirando nuestras bebidas.

Nos miramos cómplices y soltamos la risa.

—Eso es un si, oye cariño debo decirles que ando con mi hermano, se quedo estacionándose afuera, quién sabe si se va, pero es más posible que entre —intenté sonreír normal, seguro a él no le hará gracia que Nereida me hable mal de su hermano y me comporte normal como cuando te dicen que unos tíos buenos se te unirán a la fiesta.

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora