>>Saori (conocída como Akane) es una bailarina de burdel que esconde un secreto sobre su pasado, el cual es revelado por la llegada de un misterioso hombre<<
Las manchas de sangre no parecían desaparecer de la pared, mucho menos las lagrimas que derramaba, parecía que en cualquier momento se vaciaría de estas. Apenas tres horas de estar casada con alguien al que traicionaría y su vida era un caos.
El vestido de novia (estilo shinto) jamás tendría arreglo alguno, las tijeras habían hecho un exelente trabajo, además de las manchas de sangre que sobresalian gracias al color blanco de la tela.
>>Cuatro horas antes...<<
El maquillaje no era la gran cosa, no soportaba verse con aquel traje que no le correspondía y por lo tanto no quizo verse mucho tiempo en el espejo. Su cabello estába levantado por una coleta básica y se había dejado un pequeño flequillo.
Se dió la vuelta al escuchar la puerta.
—Estás hermosa...-murmuró C con sorpresa.-Jamás imaginé casarme con alguien como tu.
Saori trató de sonreír pero no lo logró, solo esbozó una fria mueca. El rubio no le tomó importancia a aquello.
Le estiró la mano indicandole que era hora de avanzar a la ceremonia. Una suave voz les detuvo.
—¡Una foto a los novios!.-les dijo el joven fotógrafo.
Se tomaron de la mano, C sonrió de forma sincera.
—¡Gracias! ¡Adelante!
—(Soy una basura...).-pensába una y otra vez la Uchiha.
Sus pies temblaban a cada paso que daban. Tenía la sensación de estar a punto de desmayarse en todo momento.
En cada parte de la ceremonia, su mente estába en otro mundo y las ganas de vomitar aumentáron.
Corrió al sanitario en cuanto los declararon marido y mujer.
No fué una fiesta en si, sólo fue una reunión de un par de horas. La comida le sabía insípida y sólo su estómago le toleraba el sake.
—Akane, no tomes demasiado.-le regañó su marido.
No les respondió pero tampóco obedeció, decidió ir a la mesa de regalos a visualizar a los invitados.
En los conocídos para ella estában Darui, Killer Bee e Incluso el Raikage, alguien destacó por tratar de dispersarse entre los demás, esa persona era Yugito. Los demás eran simples personas que jamás había visto en su vida.
Uno de esos desconocídos fue el último en irse. Recogieron los pocos regalos y regresaron a su departamento completamente agotados.
C parecía un pequeño niño emocionado por navidad. El abrió todos los regalos, todos eran pequeños electrodomesticos y moldes para comida.
—Tengo que irme, te extrañaré demasiado. Cada día será una tortura.
Saori solo asintió.
—Cuando esté ausente, si Yugito viene...-tragó saliba por lo que iba a decir.-le dices que aquí no es bienvenida.
La Uchiha quería decirle que si había ido a su boda, pero las palabras no salían. No volvió a responder.
C se quitó el traje de novio y lo remplazó por la vestimenta shinobi típica de la aldea. Amarró con fuerza su bandana, se acercó a ella y le depositó un beso en la frente.
—Nos vemos...-le dijo por última vez a su esposa antes de ir a la larga misión
En cuanto se escuchó la puerta, Saori estalló en lagrimas.
No podía detenerse, lloraba como si de eso dependiese su respiración, aunque esta se le cortaba por las lagrimas.
Sentía de nuevo aquella sensación de querer vomitar, se levantó de la cama y corrió al baño. Esta vez no pudo hacerlo. Se miró al espejo, vió como su maquillaje ya se había corrido y su rostro estába rojo.
—¡MALDITA PROSTITUTA!.-se gritó.
Dió varios puñetazos al espejo sin importar que los vidrios se incrustában en sus nudillos, siguió golpeando incluso a la pared. Se detuvo para buscar las tijeras de el pequeño mueble.
Si hubiese estádo en sus cinco sentídos, se quitaría el vestido como alguien normal, prefirió despedazarlo. Tomó las tijeras con firmeza y trató de incrustarlas en su pierna, no lo hizo no por falta de valor, si no por el punzante dolor de sus ensangrentadas manos.
Respiró profundamente y logró tranquilizarse un poco. Se enjuagó las manos y quitó los pedazos de vidrio. Sabía que necesitaba suturas por las profundas cortadas pero no le tomó importancia.
Fué así como Saori terminó limpiando la pared del baño con un trapo viejo, las manos ensangrentádas y un vestido manchado y completamente deshecho.
Entró a la ducha aún con ropa, cuando se sintió empapada se quitó los trozos de tela blanca y la ropa interior. Salió del baño completamente desnuda, no se había tomado la molestia de envolverse en una toalla.
Tomó un par de vendajes y las enrrolló en sus manos para detener el ya poco sangrado.
Acomodó sus cosas en su bolso, tomó una hoja y bolígrafo. Suspiró antes de escribir algo, sabía que le dolería.
Querido C:
Lo lamento no eres tu, soy yo. Eres una persona de gran corazón...es por eso que sé que lograrás encontrar a la persona correcta. Te ruego no me busques.
Quiero darte un consejo, protége a quienes más amas.
Ella si estuvo ahí y sabes a quién me refiero. No pelees más.
Atte: S.U.
La firmó con su nombre real, ya no quería más mentíras. Dejó el anillo de compromiso a lado de la nota. Esperó a que obscureciera. .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Aquí un vestido de novia estilo shinto UwU:
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