Dream (La Última Uchiha) ~Pausada~

Capítulo 2

—Sólo tengo una habitación y está demasiado abandonada. ¿Aún así aceptas?—preguntó el anciano con cierto interés.

—Acepto, ya le he dicho que sólo me importa bailar sin importar en que condiciones—respondió con seguridad la azabache.

—Está bien—comentó con comicidad mientras tomaba del hombro a Akane y le dirigía a las escaleras.

—Disculpe ¿Qué es tan gracioso?— dijo mostrando su molestia.

—Jamás había conocido a una muchacha que buscara bailar en un burdel por gusto. Una disculpa si te ofendí.

—Ah...no...no se preocupe.

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—(A partir de ahora debo tener más cuidado, debo evitar involucrarme en las peleas de los burdeles en los que trabaje...)—pensó mientras se lavaba el rostro y se miraba en el espejo—(Además...debo encontrar a ese tipo...y debo matarlo...)

Volvió a su habitación y se recostó en la vieja cama de madera. Comenzó a lamentarse por ser quien era, comenzó a lamentarse por ser usuaria de esos ojos malditos.

Akane jamás se sintió orgullosa de pertenecer a ellos,pero tampoco se sentía desgraciada por esto mismo. O bueno, eso pensaba antes de la masacre.

—(Aveces creo que sería mejor arrancarme los ojos...)— siguió pensando al recordar a la gente inocente que tuvo que "callar".

Miró de reojo la cajetilla de cigarros y tomó uno pensando en que le ayudaría a organizar sus ideas y próximos planes. Sin embargo debído al cansado día que había tenido, se quedó dormida con el cigarro encendido y sin acabar.
.........

—Vuelve...por favor hija mía...vuelve...te necesito...

—¿Mamá...?

-Ayudame!

..........

Le despertó un olor familiar.

—¡Ah! ¡Carajo!—maldijo apagando su ya casi consumido cigarro.

Alguien tocó la puerta.

—Muchacha, es hora de que te vayas arreglando. Los clientes no tardan en llegar.

—(¿Tengo que trabajar el primer día?, solo dormí unas pocas horas...o minutos...)

—Aquí en el suelo dejo tu traje, quédate el que te quede mejor..—habló ya lejos de la puerta.

Akane salió y encontró dos trajes enmarañados. Tomó ambos y cerró de golpe la puerta haciendo caer un poco de polvo del techo.

—¿Es enserio? aquí podría caber mi cabeza entera—murmuró colocando el top de color rojo decorado con pequeñas piedras doradas en su rostro.

Tomó el azul decorado con las mismas piedras doradas.

—(El top me queda bien)—se dijo a si misma tomado la falda.- (Aunque esto me queda un poco largo).-pensó suspirando.

Salió de su habitación y bajó las escaleras, donde le estaba esperando el anciano.

—Como ves, aquí solo hay dos plataformas y son seis bailarinas, contándote a ti. Bailaras en la plataforma derecha con ella—dijo señalando a una muchacha un poco más joven que ella—A ella le toca en la última ronda.

—Está bien, comprendo—respondió sentándose en el taburete de la barra— ¿Aquí quien prepara las bebidas y administra el dinero?

El anciano alzó una ceja.

—Yo...pero no te confundas jovencita. No atiendo a mis empleadas, solo te serviré una copa si algún hombre te la invita.

Akane frunció el ceño y cruzó las piernas.

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La noche comenzó a caer rapidamente y con ella varios grupos de shinobis agotados.

El primer turno de bailarinas subió y comenzó a bailar a ritmo de la música. Mientras tanto, Akane, escondía a la perfección armas ninja por si alguna situación peligrosa llegara a sucederle.

Ambas muchachas agotadas de tanto bailar bajaron de las plataformas sin importarle los chiflidos y piropos que se les lanzaba. Subió la segunda ronda, recibida por este mismo trato.

La azabache de vez en cuando echaba un vistazo al atareado anciano que servía sake a los hombres sentados en la barra.

La música se detuvo indicandole que era turno de su compañera y ella. Subió a su plataforma correspondiente y dio inicio la música.

Akane miraba con una sonrisa falsa su alrededor, analizando a cada hombre que le veía a ella y a la otra chica. La puerta de entrada sonó.

Su corazón comenzó a latir fuertemente, las gotas de sudor comenzaron a ser más evidentes. Comenzó a perder el ritmo.

El mismo encapuchado de la otra vez había entrado, caminó hacia la barra sin antes mirar fijamente a la muchacha.

—(Te encontré...)—pensaron ambos al mismo tiempo.
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