Genius Vs Huckleberry

Capitulo 53

Esa misma noche en otro lugar mucho más cálido se encontraba una preciosa rubia, vestida con un lindo vestido azul de tirantes que caía vaporoso después de su cintura, enmarcando sus finas caderas y haciendo sobresaltar el tono de su piel, ahí en medio de la sala estaba Maya , quien paciente veía a sus dos padres preparando la cena y acomodando la mesa, no cabía duda que Katy y Shawn eran perfectos juntos, aunque esa sensación de alegría se veía opacada por la sensación de desesperación y tristeza que le taladraba la cabeza cada que recordaba a su mejor amiga y al novio de su mejor amiga. Debía de hacer algo con sus sentimientos o terminaría por volverse loca, pero el sonido del timbre logro sacarla de sus pensamientos, cuestionándose ¿Quién rayos vendría casi a medianoche en Año Nuevo a su casa?, según ella nadie, pues sus padres habían acordado que todo sería familiar y con eso solo se referían ellos tres y nadie más, al menos hasta donde ella sabía.

Molesta por tener que levantarse la rubia se encamino a la puerta, consciente de que ella debía atender a la inesperada visita pues sus padres ya estaban ocupados en la cocina y no quería interrumpirlo. Colocándose de puntillas echo un vistazo por la mirilla, pero esta solo le deja ver un poco de cabello castaño, pero solo eso, consternada abrió, dispuesta a correr a quien fuera que se atrevía a molestarla justo ahora, pero ahí frente a ella estaba un guapo castaño que vestido por un elegante esmoquin negro hecho a la medida , se recargaba en el marco de la puerta regalándole una preciosa sonrisa y una mirada café tan cálida como su propio hogar, ahí justo a unos centímetros de ella estaba Farkle minkus, mirándola con sus precioso ojos azules , los cuales brillaban como dos piedras preciosas y que emanaban un poder hipnótico sorprendente. Y fue justo en ese momento que la rubia experimento lo que jamás pensó experimentar, sus mejillas comenzaron a sonrojarse, su piel se erizo y sus labios a temblar, pues la mirada del ojiazul la recorría centímetro a centímetro, poniéndola nerviosa y por primera vez en mucho tiempo se dio cuenta de que todo este tiempo había estado cegada pues nunca había podido apreciar lo atractivo que era su amigo y lo cambiado que estaba.

—¡Hey! — Saludo primero el apuesto castaño, sintiendo el palpitar de aquella pequeña cajita terciopelo que aguardaba en la bolsa de su saco, pues a pesar de que trataba de sonreír no podía contener los terribles nervios que comenzaban a recorrerlo, en especial porque su mejor amiga estaba ahí delante de él, mostrándose perfecta y demasiado irreal, incluso para alguien con su coeficiente intelectual.

—Hey — Correspondió la rubia el saludo, tratando de poner en orden sus emociones y dejar de mirar a su mejor amigo como una colegiala tonta, después de todo tan solo era Farkle, su mejor amigo de siempre ¿Cierto? — Tú te-te ves... lindo — Tartamudeo, sintiendo como las palabras escapaban de su boca sin siquiera pensarlas — Quiero decir te-te ves bien — Aclaro jugueteando con su cabello y rezando porque esas extrañas sensaciones desaparecieran de una buena vez.

—Tú te ves hermosa — Soltó de pronto el ojiazul, regalándole un tímida sonrisa, producto de la felicidad que le causaba saber que al menos la rubia lo veía un poco atractivo.

—Gra-gracias — Respondió, sintiendo como el rubor de sus mejillas pasaba al resto de su cara, estúpidos sentimientos que no se pueden ocultar — ¿Qué haces aquí? — Pregunto, recobrando un poco la compostura y disimulando lo mejor que los nervios se lo permitían.

—Yo bueno... — Explicaba el genio, sintiendo como la caja aterciopelada cobraba vida propia y comenzaba a molestarlo — Te traje un regalo — concluyo, deseoso de que por fin pudiera entregarle su regalo a la rubia, pues lo había comprado desde varios meses antes. Aun recordaba como lo había encontrado por casualidad cuando caminaba por la quinta venida y de pronto ya estaba ahí de pie frente el aparador mirando aquel objeto con una gran sonrisa consiente de que su búsqueda había concluido.