Genius Vs Huckleberry

Capitulo 40

Especial de Hallowen parte 3

Caminaron de vuelta al gimnasio con pasos lentos y pausados, alargando todo lo posible el momento de afrontarse a su realidad, por lo que para darse valor ambos se mantenían muy cerca uno del otro, enviándose pequeñas miradas de amor y caricias escondidas entre cada movimiento de manos. Sin darse cuenta ambos ya estaban a la entrada de la fiesta que a su parecer parecía un poco más alegre que antes o tal vez era que el amor alteraba la percepción de las cosas. Quien los mirara podría descubrir inmediatamente que algo había sucedido entre esos dos, tal vez era el brillo en sus ojos, las mejillas sonrojadas o la enorme sonrisa que se dibujaba en sus labios, todo en ellos delataba su amor , incluso un ciego se daría cuenta, pero siempre había una excepción como por ejemplo; una Riley que vestida de princesa y con demasiados vasos de ponche encima había comenzado a buscar a su novio y ya lo había encontrado.

—¡¡¡CHICOSSSS!!!! — exclamo una entusiasta castaña que se acercaba corriendo a toda velocidad hacia los dos rubios que al escucharla habían palidecido. — ¿Dónde estaban? — pregunto en cuanto llego junto a ellos, regalándoles una enorme sonrisa de felicidad que logro hacer sentir culpables a ambos rubios.

—Yo..mmmm...estábamos — hablaba atropelladamente el ojiverde que ni siquiera era capaz de formular una oración coherente en su mente.

—Si.. ambos.. estábamos..ya sabes.. — tartamudeaba la ojiazul que de pronto sentía una enorme carga en el pecho que le hacia difícil respirara y por lo tanto hablar. ¿Cómo había olvidado a Riley?, ¡Dios! Era una traidora y ni siquiera era capaz de arrepentirse, no porque hasta ahora ese beso era lo único que había valido la pena, pero era prohibido y está mal, cosa que ella sabia.

—Exacto!, Maya ..se..se sentía mal.. y ..y salimos a tomar el aire ...pero yo la..la acompañe — contó el rubio pensando que hasta cierto punto estaba diciendo la verdad, después de todo el objetivo de que ambos estuvieran a fuera era tomar aire.

—Awwww! Siempre tan lindo y caballeroso — exclamo Riley con un chillido de emoción que en un segundo se convirtió en una castaña que con paso torpe pero firme tomo del cuello al ojiverde y lo beso profundamente, como nunca antes lo había hecho. Pero ni Lucas ni Maya esperaban eso, por lo que el rubio tan solo atino a quedarse extremadamente quieto en su lugar debatiendo en su fuero interno si debía o no retirar a la castaña que realmente comenzaba a incomodarlo. En cambio Maya no supo qué hacer ni que decir, simplemente se quedó mirándoles sin pestañear, tratando de grabar esa imagen en la cabeza, sintiendo como a cada segundo una grieta enorme comenzaba a abrirse paso desde su garganta hasta sus pulmones que entre cada respiración ardían y quemaban, sus manos temblaban y su estómago estaba tan contraído que casi lo sentía pegado a su espalda.

Entonces sonrió de forma melancólica, burlándose de sí misma y de su credibilidad, porque al final siempre serian Lucas y Riley, porque el vaquero la había elegido y ahora eran novios y ella era un traidora. Pero no estaba dispuesta a seguir viviendo, así que con paso rápido se giró y comenzó a caminar sin rumbo, adentrándose en la pista de baile, empujando a una que otra persona, pero eso no importaba porque ahora misma ella luchaba por no desmoronarse ahí frente a todos.

Llego a la mesa de comida y comenzó a beber ponche que al estar frio , le daba una pequeña sensación de alivio en la garganta, justo lo que en ese momento necesitaba. Después de un rato de estar luchando contra sus propias emociones, comenzó a sentirse más capaz de controlarse, pero la noche era larga y aun podían pasar muchas cosas.

De pronto comenzó a sentirse un poco mareada pero decidió ignorar la sensación y entro a la pista de baile pero el mismo malestar la hizo tropezar con alguien que al parecer iba igual de distraído que ella, cuando levanto la vista vio a un chico de ojos azul eléctrico, cabello castaño y piel de porcelana.