Capítulo 1

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Sonreía como un novato al obtener las llaves de mi coche, de mi nuevo coche.

Solo hacia una semana que me había sacado el permiso de conducir y ya tenía ganas de estrenar el coche.

Primero, antes que nada, quedé con mi novia Amy.

Quería que fuera la primera en subirse a mi coche y que nos diéramos una vuelta.

El timbre de casa estaba sonando, bajaba las escaleras de casa e iba corriendo hacia la puerta de casa.

La abría con rapidez la puerta y Amy me sonreía ampliamente.

Le cogía de su mano atrayéndola a mi y le daba un beso en sus labios.

Ambos nos apartabamos, y me quedaba mirándola a sus ojos azules.

Me miraba con dulzura.

—¿Tu coche es el rojo?—

Asentí con orgullo, sintiéndome adulto por ello y salíamos de mi casa, antes de nada cerré la puerta y andábamos hacia mi coche rojo.

La acompañaba a la puerta delantera del coche abriéndole la puerta y ella me sonría dándome otro beso.

Cogí su mano para que no se escapara de mi y le devolvía el beso sonriendo.

Cerré la puerta cuando ella subía a la parte del copiloto, y luego rodeaba el coche hasta entrar al coche.

Ponía en funcionamiento el coche sin parar de mirarla.

Ella me sonreía, podía ver sus marcas al sonreírme.

—Veamos como se te da conducir, querido rubito.—

Solté una risa tímida mientras negué.

—No te puedes negar a mi cabellera rubia.—

—No niego que me guste.—Dijo divertida, al igual que su sonrisa.— ¿A dónde me llevarás?—

—He pensando en llevarte a tomar chocolate caliente en la nueva cafetería que abrieron y después al cine.—

—¿Tú quieres?—

—Claro, claro que quiero.—

Ella mantenía su sonrisa con ilusión y asentía mirando al frente.

Comenzaba a conducir con tranquilidad, por primera vez por la carretera, de verdad.

Pero parecía que tuviera veinte ojos.

Me fijaba en las señales, en los pasos de cebra, en los semáforos, en todo.

Mientras conducía, notaba la mirada de Amy en mi, y me ponía nervioso, me sentía como si fuera mi primera cita con ella y eso que ya llevábamos dos años juntos.

Seguía conduciendo sin más, y miré a Amy sonriente.

—Lo estás haciendo bien.—Me decía en tono tranquilizador, y me sonreía.—

—Soy novato, puedo mejorar.—

—Pues se te da bastante bien.—

Miraba al frente sonriente, sonrojándose mis mejillas y suspiré después.

—Creí que una persona como yo.. no podría conducir.—

—¿Por qué?—

—Ya sabes, creí que no me daría tiempo.—

—Pues te ha dado tiempo, ya te lo dije, vas a tener tiempo de muchas cosas.—

Sonreí con ilusión por lo que dijo.

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