Nina
Había dejado de tomar las pastillas, y otra vez no dormía.
Solo contemplaba las noches, las estrellas y la luna.
Yo odiaba las cosas relacionadas con la naturaleza pero ahora le veía más sentido.
Veía el cielo más bonito, y era lo único que me desvanecía de mis pensamientos.
O eso intentaba pero era inevitable.
Liam ni si quiera despertaba, y un sentimiento de culpa me estaba arrastrando por el chico Aiden.
Me quedaba toda la noche en el sillón, esperando el amanecer.
*******
Ignoraba el desayuno que me traía la enferma y me dirigía hacia la cafetería, allí la comida estaba más buenas.
Iba andando hacia la cafetería que estaba dentro del hospital, y me encontré a Aiden junto a su padre, parecía que le estaba dando su móvil y unos auriculares.
Aiden desvío su mirada mirándome, y yo a él pero no nos dijimos nada.
Me dirigía hacia la barra para pedirme un café, y algo de comer.
Me estaba sintiendo cansada.
El cuerpo se me debilitaba.
Pero me intentaba mantenerme en pie.
Me dieron mi café finalmente, y me iba hacia mi habitación saliendo de la cafetería pero de tanto cansancio que tenía el café se me caía y se rompía la taza contra el suelo.
Todos desviaban su mirada a mi rápidamente y me quedé mirando a todos.
Aiden era el único que desviaba su mirada hacia a mi con lentitud y frialdad.
Nadie hizo nada.
Él se levantaba despacio y luego su padre viniendo hacia a mí.
Puse mi mano sobre mi frente, y el su padre fruncía su ceño.
—¿Se encuentra bien, joven?—
—Papá, quédate aquí, yo la llevaré a su habitación.—
Aiden tocaba mi brazo con delicadeza y me llevaba hasta mi habitación.
Me tumbaba en la cama, sintiéndome que débil, y miré a Aiden.
—Tengo hambre.—Dije susurrando débilmente.—
—Enseguida vuelvo.—
Aiden parecía volver al poco tiempo, colocando una bandeja sobre mí y subía la mirada.
Era una porción de pastel de chocolate, un croisant y café.
Aiden después se sentaba en el sillón.
—Come, te sentirás mejor.—
No dije nada, simplemente desayuné.
Había desayunado todo de la bandeja en silencio y me sentía mejor aunque con sueño.
Respiré hondo después de comer y miré a Aiden.
—Gracias por ayudarme, otra vez.—
—Si, siempre te estoy "salvando" la vida.—Decía poniendo entre comillas al aire y un tono de ironía.—
Se me escapaba una pequeña risa, y asentí con mis ojos lleno de cansancio.
Pero Aiden me miraba fijamente.
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Vidas Cruzadas
RomanceUn accidente y vidas cruzadas. Una pareja adolescente, y una pareja adulta. Se encuentran los cuatros en un estado grave en el mismo hospital. Aiden, el adolescente de 21 años recordará su vida y compartirá momentos con Nina de veintiocho años. Ambo...