Capítulo 14

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Nina

Despertaba en mi cama extrañada, mirando mi alrededor.

¿Estaba en el cielo? ¿En el purgatorio? ¿O será esto el infierno?

Mire a la mesita junto a mi cama que había un pequeño interruptor, un tipo de mando con un botón, lo cogía y lo apretaba.

¿Que era esto?

Unos minutos más tarde venía una enfermera mirándome y me sonreía.

—¿Se encuentra mejor?—

—¿Donde estoy?—

—En el hospital, tuviste una mala noche pero estas sana y salva.—

—No.. no..—Negaba con desquicio, mirando mi alrededor, y empecé a gritar.— ¡Debería de estar muerta!—

—Tranquilízate.—

La enfermera venía hacia a mi, para cogerme de los brazos y tranquilizarme pero gritaba entre lágrimas, y la enfermera se iba de la habitación.

Salía de la habitación corriendo por el hospital, no me apetecía estar más aquí, quería irme.

Pero vi dos de seguridad en la puerta del hospital y me veían.

Me giraba para irme a otra dirección, y corría por los pasillos, buscando un escondite pero otro enfermero me había visto y venía tras mía.

Me chocaba con uno de los médicos, y me cogía de los brazos, también por detrás a traición.

Y grite como una loca.

Me estaba llevando a mi habitación, para que me tranquilizara y escuchaba que me iban a inyectar una inyección.

Pero me negaba rotundamente.

Me llevaba a la habitación dos médicos, y Aiden estaba en el pasillo, mirándome asombrado.

Él venía hacia a mi asustadizo y miraba a los médicos.

—¿Que estáis haciéndole?—

Pero le ignoraban, y me metían en la habitación.

Uno de los médicos hablaba conmigo para tranquilizarme pero no quería.

Aiden, entraba en la habitación con preocupación, y se acercaba.

—¿Que ocurre?—

El médico desviaba su mirada a él.

—Váyase a su habitación.— 

—No, no, no.—

Repetí esa palabra una y otra vez y le agarraba de la muñeca para que no se fuera.

El médico se nos quedaba mirándonos sin entendernos y le miró fijamente.

—Necesito ponerle un calmante.—

—No quiero estar más drogada.—

El médico no nos paraba de mirar, y decidió salir de la habitación, hablando con otro médico.

Aiden se sentaba a mi lado, y no le soltaba por ningún segundo.

—¿Por que sigo viva?—Susurré, entre lágrimas.—

—Yo te salvé.—

—¿Por qué hiciste eso? Debería estar muerta, Aiden.—

—No digas tonterías.—

Venía el médico nuevamente, y parecía estar más serio, eso me ponía estar más asustada.

—Nina, necesitamos ponerte el calmante y cuando lo hagamos, no volveremos a medicarte más.—

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