Capítulo 2

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El instituto era un lugar grande lleno de monstruos llamados humanos.

Es lo que siempre he pensando desde que entre a secundaria.

Tengo diecinueve años, y nunca he tenido amigos.

Por qué era el raro, el chico que le gustaba estudiar, escuchar música con mis auriculares y leer libros.

En los recreos, nunca era aceptado para jugar fútbol, ni si quiera para ser portero, que va.

Alguna vez que otra recibía un balonazo cuando leía en una esquina del patio.

O algún insulto como friki, rarito, empollón.

Pero siempre hacía oídos sordos con mis auriculares.

Era costumbre, se había vuelto una costumbre para mi, a si que me daba igual.

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Fui a la biblioteca para buscar información sobre Stalin, tenía que entregarle un trabajo a mi profesor de historia.

Estuve horas leyendo, y ya escribí como cuatro páginas de Stalin, para mí era poco, creo que tendría que escribir más página pero tendría que buscar más información.

Decidí ir a la estantería a poner el libro en su sitio y buscar más sobre aquel hombre.

Pasaba por la estantería y observe que había caído varios libros al suelo.

Al parecer alguien había empujado desde el otro lado y mirar por el lado hueco.

Eran dos chicas, pero una de ella se tapó la boca y se avergonzó tapándose el rostro.

Me agachaba para recoger los libros, y note la presencia de una de las chicas.

Subía mi mirada, luego me levantaba yo con los libros y la miraba a sus ojos azules.

—Perdona, no sabíamos que tú estabas tras la estantería, fue.. idea de mi amiga.—

—No te preocupes, ni si quiera estaba cerca.—Desvíe mi mirada de ella, colocando los libros en su sitio, y luego la volvía a mirarla.— ¿Buscas algo o vas a seguir tirando libros?—

—Creo que me voy a ir, ¿sabes? A mí ni si quiera me gusta los libros.—

—Vale.—Susurré sin más, y decidí ir a lo mío, desviando otra vez la mirada a la estantería.—

Aquella chica de pelo castaño se iba y miré su espalda, hasta que desapareció, luego volvía a lo mío.

******

Salía de la clase al entregarle el trabajo a mi profesor, y me dirigía a mi taquilla para la siguiente asignatura.

Abría mi taquilla sacando el libro de ciencias, y luego la cerraba.

Me dirigía hacia la otra clase observando que la chica de la biblioteca estaba fuera de la clase que yo iba a entrar.

Fruncía el ceño, estaba ella hablando con su amiga y desvío su mirada a mí.

Clavo su mirada a mi rostro y su amiga se giraba al notar que ella me miraba.

Le daba un codazo a la chica del pelo castaño.

—Dicen que es el chico más listo de la clase del último curso.—Dijo, su amiga.—

Fruncía mi ceño aún más confuso mirando a su amiga.

—Él podría ayudarte para tu recuperación de ciencias.—

—Calla tía.—

Observe que la chica del pelo castaño la mandaba a callar con un susurró y la miré a ella.

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