Capítulo 32

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Aiden

Salía de mi casa con dinero que le había robado a mis padres y le tomaba de la mano a Amy.

—No tengo mucho dinero, pero podremos irnos a algún sitio.—

—¿Algún sitio? ¿Adónde?—

—Fugarnos por unos días.—

Amy abría su boca mientras se reía levemente.

—¿Y tus padres? Aiden ya me odian.. no quiero que me odien más.—

—Ya mismo cumpliré la mayoría de edad, Amy.—

—Aun queda para eso.—

—¿Quieres fugarte conmigo o no?—

Ella asintió aunque poco convencida y nos íbamos a la parada de bus que estaba al final del pueblo.

Nos subíamos al bus cuando vino, y viajamos para ir a la ciudad.

Unas cuantas horas después llegamos a la ciudad más cercana del pueblo, y Amy estaba hambrienta al igual que yo.

Nos comíamos unas hamburguesas, y tomamos helado.

Luego nos fuimos a una sala de juegos, y jugábamos al billar, a los bolos.

Aunque ambos éramos penosos por qué nunca habíamos jugado a estas cosas.

Ya serían como las tres de la madrugada, y había un motel de poca categoría pero era barato.

Nos instalamos en una habitación normal y corriente como otra cualquiera, estábamos cansados.

Salía del baño observando que Amy se quitaba su vestido de graduación quedándose en ropa interior y se tapaba ella misma con sus brazos, aunque ya la había visto desnuda.

Sonrei un poco nervioso, cruzandome de brazos y ella respiraba hondo.

—Vamos a dormir.—Dijo susurrando tapada con sus propias manos.—

Asentí lentamente observando cómo se metía en la cama y se tapaba entera.

Andaba lentamente hacia la cama hasta sentarme y me quitaba los tenis.

Luego me tumbaba a su lado mirándola, y ambos nos mirábamos fijamente.

<< ... >>

Después de hacer el amor, ella cayó dormida en mis brazos, y yo mientras le acariciaba su pelo.

Me quedaba pensando en mi enfermedad.

Ahora lo había superado, estaba contento.

El pelo se me había caído, tenía menos volumen pero Amy apenas lo noto.

No me podía hacer la idea de verme.. sin pelo.

Me quedaba mirándola como dormía.

Amy es preciosa.

Estoy enamorado de ella, no podía quejarme de mi vida.

Mi primer amor, y es correspondido.

¿Que mas puedo pedir?

<< ... >>

Volvíamos a casa al segundo día por la noche, la llevaba su casa para asegurarme que estaría ahí, y yo fui a mi casa.

Cuando entraba, mi madre estaba sentadas cruzada de brazos y me miró repentinamente con una ojeras increíbles.

Suspire profundamente al verla de esa manera y ella me miraba negando.

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