Capítulo 3

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Tocaba la mano cálida de Amy, aunque estuviera durmiendo, que pareciera estar muerta, podía notar su pulso, su respiración.

Eso me mantenía con vida.

Besaba su mano derramando más lágrimas silencio, y luego agarraba su mano suavemente.

Sentía dolores espantosos por mi cuerpo, calambres, apenas me podía mantener en pie pero tenía bastante medicación en mi cuerpo que eso parecía estar drogado todo el tiempo del mundo.

Note una mano sobre mi hombro, y me giraba mirando para ver quién era.

Era mi madre.

Mi madre suspiraba al ver sufrimiento en mí, y toco mi cara.

-Hijo, ve a tu habitación y descansa.-

-Déjame un rato más aquí, ni si quiera es de noche.-

-Debes de estar cansado por toda la medicación que te están dando, y deberías dormir.-

Suspiraba profundamente, quitando la mirada de ella y volví a mirar a Amy.

Acariciaba su mano, dando un beso en su mano y susurré.

-Mañana volveré a verte.-

Me levantaba despacio poniendo una mano sobre mi espalda, dolorido, y mi madre me agarraba del brazo con delicadeza para no caerme.

Mi madre me miraba, fijamente.

-Hay una chica rubia que a preguntado por ti, es la.. la chica del accidente.-

Sentí irá al enterarme que preguntaba por mi, pero decidí callar.

Llegábamos al cuarto, me sentaba en la cama y suspiraba profundamente.

Mi madre me miraba.

-Me ha pedido perdón por el accidente, al principio he actuado como una grosera pero ella está.. bastante mal, deberías de hablar con ella.-

-¿Hablar con ella?-Dije, sintiéndome ofendido.- ¿Para que?-

-Para que al menos no estés solo aquí, vas a pasar tiempo hasta que te recuperes, ya sabes cómo va esto.-

Me reí con ironía mientras negaba.

-Dices que Amy es mala influencia para mí y la tía que provocó el accidente no lo es, mamá de verás.. no hay quien te entienda.-

-Tu estás bien, hijo.-

-Pero Amy no.-

Ambos nos manteniamos la.mirada fijamente.

Estaba ahora mismo.enfandado con mi madre, y le quite la mirada.

-Quiero pasar la noche solo.-

-Pero Aiden..-

-Vete, mamá, o obligaré a que te echen.-

Oí a mi madre de suspirar, se acercó a mí a darme un beso en mi cabeza y poco a poco se separaba de mi yéndose de la habitación.

Suspiraba tumbandome en mi cama, y cerraba mis ojos, para querer descansar.

Daba una pequeña cabezada, pero mis ojos permanecieron abiertos al ver la chica rubia, la del accidente en mi puerta como si fuera un fantasma, y me asusté.

Luego resople mirándola fijamente, con rencor.

-¿Que estás haciendo tu aquí?-Pregunté.-

-Quería saber cómo te encontrabas.-

-Yo estoy bien, pero mi novia no.-

Suspiró cruzadas de brazo y bajo la mirada.

-Lo siento mucho, de verás.-

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