Capítulo 20

85 9 0
                                    

Aiden

Nina se había ido del hospital finalmente.

Le dieron el alta, y se fue, pero ni si quiera me dijo adiós.

Aunque tampoco me importó, simplemente se fue.

Ahora mi tiempo invertido era en Amy que ni si quiera despertaba aún.

Y eso que tan solo había pasado casi dos meses.

Recuerdo que el tiempo ha pasado tan rápido al lado de Amy, y ahora que está ausente el tiempo pasa eternamente.

Lo que está ocurriendo ahora es como si el día de hoy se repetirá al igual que mañana, y el otro y el otro y el otro.

Pero cuando Amy estaba despierta, todo parecía un glorioso segundo.

*******

El instituto para mí podría haber sido cansino por qué repetiría otro año pero para nada se me estaba haciendo de esa manera.

No se me estaba haciendo pesado, si no rápido, la presencia de Amy estaba facilitando mi vida.

Mi madre los primeros días de insti estaba cabreada pero luego como si nada.

Veía a Amy en la puerta del instituto esperándome.

Subía las escaleras del instituto, y decidí darle un beso en sus labios.

Luego me retiraba despacio, ella se sonrojaba mirando a sus lados y me tomaba de la mano.

Ambos nos íbamos juntos a clase, hasta llegar y sentarnos.

Esta clase ya no estaban los matones que se metían conmigo, estaba Amy, Jennifer, nuestros amigos.

Podía estar tranquilo por una vez en mi vida, y sobre todo feliz.

Podía notar que Amy me miraba la mayoría de veces en medio de clase y yo le devolvía la mirada aunque con timidez y disimulo a la vez.

A la hora del recreo, le devolvía el libro que me dio en verano, pues se me había olvidado.

Habíamos quedado después para ir a la biblioteca a estudiar juntos, y ayudarla en ciencias.

<< ... >>

Nos encontrábamos en la biblioteca mientras la ayudaba con las ecuaciones, le explicaba y luego le ponía ejemplos.

Pero no le salía bien, se lo explicaba una y otra vez pero Amy se frustraba.

—Voy a parar por hoy.—Dejaba el bolígrafo sobre su libreta, y me miraba.— Este finde celebramos el cumpleaños de Jennifer.—

—¿Que haréis?—

—Iremos a la pizzería, e iremos su casa después, dice que nos tiene algo preparado.—

Asentí.

—Tu también estás invitado, eh.—Dijo, una media sonrisa dulce.—

Sonreí de lado con timidez y volví a sentir.

Salíamos de la biblioteca.

—No me acompañes hoy a casa.—Dijo repentinamente.—

—¿Por qué?—

—Por mi madre.—

Fruncía mi ceño.

—¿Le caigo mal?—

—No pero si te ve se pondrá pesada..—

—Como quieras..—

Ambos nos quedábamos mirándonos fijamente, y sin saber que hacer, repentinamente me inclino a sus labios dándole un pequeño beso y luego me apartaba.

Vidas Cruzadas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora