Capítulo 53

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Aiden

Había pasado una semana desde que Amy despertó, y no me iba de su lado ni un segundo.

Estaba bastante cariñoso con ella, dándole lo mejor de mi, aunque con tranquilidad, aún Amy estaba delicada pero mejor.

Amy tomaba una sopa caliente aunque yo quería dársela pero el doctor me dijo que ya era hora de que ella se moviera por su cuenta.

Cuando terminaba de tomar la sopa y del vaso de agua que tenía sobre la bandeja, le retire la bandeja dejándola sobre la mesa de al lado de su cama y le tomaba de la mano sonriendole.

Amy se me quedaba mirando sonriendo de lado y tocaba mi rostro.

—Te veo bien.—Dijo.—

—Lo estoy.—

—Me refiero al accidente, veo que no te afecto.—

—Por desgracia no.—

—No digas eso.—

—Prefiero haberme pasado a mí que a ti.—

—Eres tonto..—

Negué con una amplia sonrisa y ella negó, luego me miró por unos momentos mi cabeza y luego a mí.

—Aiden, no te quería preguntar pero.. ¿Por qué te has vuelto a cortarte el pelo?—

Suspiré profundamente sosteniendo su mano.

—Quería hacerlo.—Fingí con una voz firme.—

—No te gustaba la cabeza rapada, Aiden..—

La interrumpía rápidamente.

—Fue por una chica.—

Frunció su ceño extrañadamente.

—El accidente.. también le afectó a otra pareja aunque más adulta que nosotros.—

Abría sus ojos con más atención y me miraba fijamente a los ojos.

—¿Qué? ¿Les has conocido?—

—Conocí a la chica, se llama Nina, y ella le pasó cómo a mí, no le afectó tanto el accidente sin embargo su chico..—

Me costaba decirlo con palabras y no debería importarme pero creo que me importaba por Nina.

A Nina le tenía cariño, me importaba claramente después de tres meses de calvario, pero no debería importarme.

—Su novio se quedó sin piernas y sigue en coma.—

A Amy parecía que se le cayó un jarro de agua fría por encima y cerraba sus labios.

—No se qué decir..—Decía Amy.—

—No tienes que decir nada mi amor.—Sonreí un poco forzado acariciando su mano y luego tragué saliva.—

Ella asintió, incluso se quedó minutos calladas y me volvía a mirar.

—¿Ella se encuentra bien?—Preguntó.

Asentí rápidamente.

—Ella me recomendó que me cortase el pelo, me hacía ver más adulto y tiene razón, me gusta más.—

—Pero a ti antes no te gustaba.—

—Ahora si.—

—Dime la verdad.—Dijo en un tono serio y me miraba con miedo.— ¿Has recaído otra vez?—

Negué cerrando mis ojos por segundos y luego los volvía abrir mirándola con ternura.

—Te prometo que no.—

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