Capítulo 51

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Nina

Llegaba a casa empapada de la lluvia, totalmente mojada.

Dan me trajo a casa en moto, al menos llegamos sano y salvos.

Dan se fue a casa, y yo entraba dirigiéndome al salón mientras me reía por la fatídica noche.

Liam se me quedaba mirando de arriba abajo molesto.

—¿Qué te ha ocurrido?—

—Me ha pillado la lluvia y Dan me llevado a casa en moto.—

—¿Por qué no me has avisado? Podría haberte traído en el coche.—

Me encogía de hombros quitándome las deportivas y los calcetines totalmente mojados dejándolos en el suelo.

—Tal vez estarías con Brenda, no quería molestar.—Dije con ironía, y con intención de herir sus sentimientos.—

Me dirigía al baño a desnudarme y a darme un baño caliente.

Estuve durante un rato en la bañera hasta que decidí salir y ponerme cómoda, vi que Liam había limpiado el salón y me estremecía.

—Te preparé sopa caliente.—Dijo seriamente.—

—Ya cené con Dan.—

Liam suspiraba profundamente.

—¿Qué coño tienes con Dan?—

—Nada.—Dije con ironía.—

—Nina.—

—Ya me estás cansado con tus celos con Dan.—

—¿Y tú con Brenda?—

—Haz lo que quieras con Brenda.—Dije sin más sentándome en el sofá y miraba a la televisión.—

—¿Qué?—

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—Tu te estás follando a Dan, si no, no te daría igual.—

—Que pesado eres.—

—Dimelo.—

Me quedé mirándole seriamente a sus ojos y me levantaba del sofá para irme de a la habitación, pero antes me quedaba mirándole.

—¿Vas a seguir con el tema de Dan?—

Negó.

Me enfado tanto que decidí arrancar el colgante del cuello, que me regaló de la piedra roja de la cueva y decidí ir a la ventana tirándolo.

Liam se levantaba abriendo su boca.

—¿¡Pero que mierdas está haciendo!?—Gritó furioso al ver tan acto de maldad.—

Me giraba cruzadas de brazos y sonreí con ironía.

Liam iba corriendo hacia abajo para encontrar el colgante.

Rodaba mis ojos sentándome otra vez en el sofá, y Liam volvía a los minutos, mojado entero de lluvia.

Él se ponía en frente mía.

—¿¡Cómo has podido tirar el colgante que te regale!?—

Liam había perdido la cabeza, estaba tan furioso que daba hasta miedo pero me mostraba con frialdad.

—¿Por qué te pones a si por un simple colgante?—Dije actuando como si nada.—

—¿Cómo puedes ser tan frívola? ¿Cómo?—

—Por que estoy harta de ti.—

—Te regale ese colgante estando loco por ti, te lo regale por qué se que te gustaba esa piedra, de nuestra.. de nuestra cueva..—

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