Capítulo 26: Sakura en camino

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Una pelirrosa caminaba por los pasillos del hospital con notable molestia. Llevaba un par de meses en los que se encontraba mal. Al principio no le había dado importancia, sólo un leve dolor de cabeza, seguramente ocasionado por estrés del hospital. Habían sido ocasiones puntuales en los que ella no creía que fuera nada grave, pero desde hacía unas semanas, aquellos dolores de cabeza habían sido continuados y bastante notables. A veces incluso tenía que tener un pequeño descanso.

Más de una ocasión, Tsunade le había preguntado si se encontraba bien, pero Sakura insistía en que no le pasaba nada, sólo algunos leves mareos. La rubia siempre le decía que cualquier leve dolor puede ser síntoma de algo mucho peor, pero Sakura lo negaba argumentando que ella era ninja médico y que podría saber si en su propio cuerpo hubiera un problema. Finalmente, Tsunade desistió y dejó que ella hiciera lo que quisiera. 

Sakura se recetó a sí misma algunas medicinas y tés medicinales, pero el dolor no disminuía. Estaba dirigiéndose al almacén a por más, cuando una ninja médico la llamó para que la ayudara con la revisión de una paciente. La pobre chica era de las nuevas incorporaciones y aun estaba de prácticas, por lo que Sakura la acompañó sin problema. Ambas entraron en una de las habitaciones y, en el momento en el que la pelirrosa levantó la mirada, no pudo creer lo que veía. Su madre estaba esperando tumbada en la camilla.

—Mamá...—susurró demasiado bajo como para que la oyeran.

—Ya estoy aquí, señorita Haruno. Ella es la doctora Tanaka—la presentó la ninja médico—. Ella me ayudará con su evaluación.

—Está bien. Encantada, doctora Tanaka.

—Igualmente—dijo Sakura aún en shock.

—¿Sabe que tiene un pelo muy bonito? Mi marido también tiene ese color de cabello—comentó la rubia.

—¿De verdad? Muchas gracias—agradeció y, volviendo a la realidad, se acercó para revisarla—. Bueno, ¿y por qué ha decidido venir? ¿Tiene alguna dolencia o molestia?

—Oh, sí. Desde hace algún tiempo me he sentido con leves mareos, bastantes náuseas... Y también malestar, como si todo lo que comiera me sentara mal. Kizashi dice que puedo estar resfriada y que por eso me encuentro así, pero intuyo que es algo más grave.

Sakura entendió y dejó que la chica le hiciera un diagnóstico para ir practicando. Estaba tan absorta en sus pensamientos que, al oír la teoría de la novata no pudo sino sorprenderse.

—Creo que, por los síntomas, la señorita Haruno puede estar en cinta—declaró la chica.

—E-En... ¿cinta?—preguntaron las dos sorprendidas.

Sakura relacionó entonces el embarazo con todos los síntomas anteriores. ¿Cómo no se había podido dar cuenta? Observó al estómago de la Haruno y no pudo evitar sentirse nostálgica y extraña. Allí mismo estaba ella, un feto en la barriga de su madre. Sintió los ojos llorosos, pero intentó no demostrarlo y confirmar que, verdaderamente, Mebuki estaba preñada. 

Usó su ninjutsu médico en su vientre y confirmó la existencia de otro pequeño chakra. Sonrió al notarse allí mismo cuando un profundo pinchazo llegó a su cabeza en aquel mismo instante. La novata intentó ayudarla, pero tan rápido como vino, el dolor se fue. Pidió permiso, no sin antes darle la enhorabuena a la Haruno, y salió de allí, en busca de alguna medicina que le aliviara el dolor.

Se encerró en su despacho y respiró hondo, intentando que el aire llegara a sus pulmones y así relajarse para aliviar el dolor, además de utilizar su ninjutsu médico en sí misma. Entró al baño y se mojó la cara, despejándose, para luego mirarse en el cristal del espejo. Estaba pálida, unas enormes ojeras surcaban sus ojos además de que caían lágrimas de ellos.

Tenía la intuición de que el embarazo de su madre y los constantes dolores de ella tenían relación y miles de teorías y preguntas llegaron a su mente. Intentó aclararse y organizarse, así que decidió actuar. Volvió a su despacho y sacó una pequeña libreta rápidamente. Con el calendario, calculó los meses que tendría de embarazo Mebuki y cuánto le quedarían. Escribió todas sus teorías en aquella libreta blanca con flores de cerezo dibujadas en su tapa, y cada uno de los dolores que había tenido durante ese tiempo.

Varios días había estado encerrada, investigando sobre este asunto y ampliándolo con Naruto y Sasuke. Si a ella le ocurría, ¿porqué a ellos no? También estudió su caso. Gracias a esto, descubrió que su madre tenía ya 3 meses de embarazo, que era prácticamente, el tiempo que ella había tenido esos dolores de cabeza.

—Satsuki-san—la llamaron desde fuera—. ¿Puedo pasar?

La pelirrosa accedió a que pasara, guardando antes la libreta y sacando algunos informes de su cajón. Tsunade entró en la oficina con una pila de informes algo grande y Sakura suspiró estresada. La rubia lo notó.

—Satsuki. Sabes que puedes contarme lo que sea...

—Yo...—murmuró algo avergonzada.

Ella tenía en gran estima a su maestra, así que decidió contarle todo. Además, ella podría ayudarla en cualquier cosa. Tsunade se sorprendió mucho al enterarse de todo aquello, pero juró que no le contaría a nadie. Más bien, se preocupaba de que su alumna, tal y como le había dicho Sakura, estuviera en aquella situación.

—Entiendo...—susurró Tsunade—. Te ayudaré en lo que haga falta entonces. Te facilitaré todos los informes de las revisiones de Mebuki-san y así iremos comparando, ¿de acuerdo?

Sakura asintió agradecida y ambas se abrazaron con fuerza. La rubia, entonces, ordenó a su alumna que se fuera a casa a descansar y ella accedió. Lo necesitaba, al menos para aliviar un poco los dolores que la acechaban continuamente. Caminó lentamente al apartamento cuando escuchó que alguien se había puesto delante, llamándola con insistencia. Al levantar la mirada, pudo ver a Sasuke.

—Sasuke-kun...—murmuró.

—Te he estado llamando un buen rato. ¿Estás bien? Te noto cansada y estás un poco pálida.

—Yo... estoy bien. Sólo necesito descansar. Hay mucho trabajo en el hospital y estoy algo estresada. Muchos heridos de la guerra... informes de fallecidos...—mintió. 

No quería preocupar a sus compañeros con eso. Si les decía, ellos pensarían que era frágil y no la dejarían hacer nada. Quería disfrutar todo el tiempo con ellos y seguir haciendo lo que a ella le gustaba.

—Entiendo. Entonces te acompaño.

—Gracias—sonrió la pelirrosa, mientras el Uchiha la tomaba de la mano y entrelazaba sus dedos.

Cuando los dos llegaron, encontraron en su apartamento a Naruto acompañado de Kushina y Minato. Kushina le estaba enseñando a preparar ramen y el rubio asentía a cada cosa que la pelirroja decía. Sakura y Sasuke se sorprendieron un poco al verlos, pero sonrieron al ver el panorama tan familiar que se había formado allí. 

—Oh, chicos. Buenas tardes—los saludó Minato con una sonrisa mientras miraban a los dos Uzumaki liados en la cocina.

—Buenas tardes, Yondaime—habló Sakura.

—Oh, no hace falta que me digáis así. Con Minato estoy contento—sonrió nervioso. Aún no se acostumbraba a que lo llamaran de aquella forma—. Kushina y Naruto están preparando la cena, así que tendremos que esperar un rato.

—Ya veo—susurró la pelirrosa—. Yo voy a asearme a mi habitación un momento, ahora vengo. 

Los dos asintieron y Sakura caminó hasta su dormitorio. Cerró la puerta tras de sí y respiró hondo. Necesitaba encontrar una solución. No podía dejar que todo acabara así. Quería que todos los días fueran igual de familiares como aquel momento que se sucedía en la cocina de aquel mismo departamento. Pero, ¿cómo lo haría? Ese era el problema: No lo sabía.

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Bueno, supongo que a partir de este cap empiezan a surgir las teorías. Os aviso desde ya que sera un poco dramático y doloroso. Hasta el verdadero desenlace (que es el epílogo), no se dirá qué es lo que pasa. Y eso es todo, aquí se despide Luthien, ciao!

4-04-2018

Editado: 17-09-2018

LOS VIAJEROS DEL TIEMPO (Viaje al Pasado) #ShippudenAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora