Capítulo 39: Mi misión

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Los días pasaban, uno tras otro, días y noches. Se hacía repetitivo y no podía soportarlo. No podía soportar quedarse allí encerrado sin hacer nada. Estaba inmerso en su mente, cuando la puerta de la habitación se abrió, dejando pasar a Minato y Kushina, ésta última con una gran barriga.

El Namikaze se acercó a Naruto y le revolvió el pelo intentando consolarlo como en días anteriores, sin embargo su seriedad y sus puntuales sonrisas falsas no desaparecían, preocupando a la pareja.

—¿Cómo estás?—preguntó Kushina.

—Cansado...—respondió el rubio sin ánimos.

Minato y Kushina se miraron, preocupados. Entonces, Minato sacó un pergamino y se lo tendió a Naruto, que lo observó desconcertado. Minato le instó a que lo leyera y el Uzumaki lo abrió leyendo su contenido. Yahiko, Nagato y Konan le mandaban saludos, el pésame por la muerte de Sasuke y esperaban que siguiera adelante y que podía superarlo.

Naruto mostró una sonrisa agradecido y, de repente, se le ocurrió una idea, pero no quería mencionárselo a nadie, porque seguramente no le dejarían salir. Volvió a sonreír unos segundos y dejó la carta encima de la mesita.

—Si quieres mandar una carta de respuesta, agradécele de mi parte 'ttebayo—habló volviendo a mirar hacia la ventana—. ¿Podéis dejarme solo? Necesito pensar...

Ambos, con semblante serio y angustiado, abandonaron la habitación dejando a Naruto pensativo. Cuando sintió que los dos estaban lo suficientemente lejos, bajó de la camilla y se acercó a la ventana, abriéndola. Se vistió rápidamente, echó un vistazo a todos lados y escapó del hospital.

Corrió lo más rápido que pudo, a pesar de lo cansado que se encontraba. Aquello al menos, era cierto. Durante los últimos días, se sentía aún más desganado y sin fuerzas. Pero aquello en aquel momento, no importaba. Lo que quería en aquel momento, era poder llegar a Amegakure.

Esperaba cederles su misión a Akatsuki. Al recordar el verdadero propósito de la organización, sabía que ellos eran los indicados para buscar la paz y una posible alianza entre las naciones. Pasó por las puertas de la aldea, bajo la mirada de los guardas, que intentaron avisar al Hokage y unos cuantos Jounin para que lo siguieran.

Sin embargo, con suma rapidez, dejó atrás a los ninjas dirigiéndose hasta Ame. El caluroso día de Agosto hacía incómodo el viaje, hasta tal punto que tuvo que pararse a descansar. Se apoyó en el tronco de un árbol esperando que su corazón acelerado se tranquilizara para poder seguir.

Segundos después, decidió seguir, pero su vista se nubló haciéndolo caer, pero alguien se colocó debajo para amortiguar la caída. Al abrir los ojos, desconcertado, pudo ver una cabellera peliplata. Aquel momento le recordó su pasado, donde su sensei lo ayudaba después de derrotar a Pain.

—K-Kakashi-sensei...—susurró.

—No hagas cosas estúpidas, Naruto. ¿Por qué te has ido así?—habló haciendo llorar al rubio.

—Tengo que hacerlo. Hay unas personas en las que confío y quiero dejarles mi misión. Por favor... no me lleves de vuelta. Es... necesario.

Kakashi suspiró y ayudó al rubio a incorporarse. Lo dejó sentado apoyado en el tronco y sacó un par de bolas de arroz. Naruto le agradeció y comenzó a comer con lentitud. Desde luego, los onigiris le daban la energía que necesitaba.

—Sabes que estás débil. ¿Cómo crees que se sentirán Minato-sensei y Kushina-san si te pasara algo fuera de la aldea, sin saber de ti?

—¿Cómo has llegado hasta aquí? Pensé que había despistado a todos los ninjas, 'ttebayo—preguntó evadiendo la del peliplata.

LOS VIAJEROS DEL TIEMPO (Viaje al Pasado) #ShippudenAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora