♡♡♡LEER CON LA CANCIÓN YA QUE POR ELLA TIENEN CAP.
ANABELLE:
Cuando me desperté fue por el aroma a rosas inundando mi nariz. Haciendo un sobrehumano esfuerzo por abrir mis ojos, me topé con enfermera tras enfermera saliendo y entrando en mi habitación con diferentes y enormes canastos de rosas rojas. Drago, quién había dormido a mi lado toda la noche, se enderezó y parpadeó repetidas veces antes de murmurar una maldición.
─Maldición, Anabelle, ¿qué mierda está sucediendo?
─Loren ─murmuré como si la sola mención de su nombre lo explicara todo.
Él también debió entenderlo, pero lo confirmó cuando se levantó y se dirigió al canasto que estaba junto a mi madre dormida en el sofá, sobre una mesita de noche. Era el único que tenía una tarjeta. Había recibido ramos de todos a lo largo de mi estancia, incluso John me envió una planta porque ahora estaba en contra del asesinato a las flores, pero esto era otro nivel. Mi habitación estaba rodeada de rosas. Llena de canastos. Había al menos unos veinte. No había espacio para caminar.
Una de las enfermeras, antes de desaparecer, vino y me sonrió─. Esto es lo más bonito que hemos visto durante todo el tiempo que llevamos trabajando aquí. Felicidades por tener a alguien así en tu vida. Debe ser increíble.
Mi garganta se sintió como el desierto mientras asentía.
Lo había sido.
─¿La quieres leer? ─preguntó papá sosteniendo el sobre color crema frente a mi nariz. Negué y me acurruqué. Suspiró─. Bien, lo guardaré para más tarde y conseguiré que alguien lleve todo esto a tu casa, si te molesta. ─Asentí─. Dios, Anabelle. Hasta yo siento pena por el chico y no soy precisamente un sujeto romántico. Joder, ni siquiera lo conozco.
Temblando, llorando en silencio, me dormí de nuevo con el aroma a rosas penetrando en mi nariz. Para cuando desperté las rosas y todo lo demás había desaparecido. Pude salir del hospital unas horas más tarde, pero antes de irme el doctor Mason quería hacerme una última visita, así que mamá y Drago, quién se había quedado todo este tiempo conmigo, salieron para dejarme a solas con él. El doctor Mason se sentó en la butaca frente a mí, apartando cabello rubio de sus ojos, suspiró con pesadez.
─Lo más importante ahora es sanar, Anabelle.
Arrugué la frente.
─¿Pensé que todo había ido bien en el quirófano?
Negó─. No me refiero a tu cuerpo. Tu cuerpo está bien, dentro de lo que cabe. ─Me dirigió una mirada autoritaria─. Hablo de ti. Todo el hospital se dio cuenta de lo que estás haciendo, no solo con tu novio, sino con las personas que amas. Alejarlas no es lo mejor en este momento, pero entiendo que necesites espacio, aún así lo que me preocupa es que por la emoción del momento hagas algo de lo que te puedas arrepentir después y que solo te haga sentir peor. Llámalo culpa, pero como médico, en mi caso, siempre me he sentido responsable por los resultados de mis pacientes. No me sentaría bien que arruinaras tu vida por algo de lo que no pude hacer más por evitar. Puede que sea el único que lo vea así y que esté mal, pero es la forma en la que veo las cosas y si no he podido cambiarlo durante los años que llevo ejerciendo, no creo que suceda ahora. Tampoco insistiré en que vayas con un especialista en fertilidad. Ese es un paso que debes tomar por ti misma.
Tragué.
─Yo... siento que tomé las decisiones correctas.
Mason asintió.
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Deseos prohibidos © (DESEOS #3)
General FictionLoren Van Allen no es de los que se enamoran de cualquier cosa a primera vista; no compra un par de zapatos hasta probarlos, no cambia su sabor favorito de helado para experimentar con otro y definitivamente no altera el orden de su vida por una muj...