ANABELLE:
Papá no estaba en casa cuando llegué y me desplomé cuando cerré la puerta tras de mí, deslizándome hacia abajo para terminar sentada sobre el suelo mientras las lágrimas se escapaban de mis ojos. Loren no solo me había mentido ocultándome que podría ser padre de Mike, sino que había hecho lo mismo por lo que me castigó alejándose a pesar de lo mucho que lo necesitaba. No negaba que había sido lo mejor en su momento, aprendí muchas cosas durante esos días en los que me concentré en mí misma y en aprender a luchar por él, pero simplemente no veía correcto que me hubiese arrojado tanta basura cuando, primero, hacía lo mismo ya que no sabía cuánto tiempo llevaba sabiendo que podría ser padre de Mike. Segundo, ¿cómo si quiera podía soportar estar cerca de Lena, quién le había mentido por siete años sobre la existencia de un niño de ambos, cuando a mí me había presionado tanto en un momento tan vulnerable por haberle ocultado mi primera pérdida?
No era justo.
Esto no era justo para mí.
Un par de meses atrás lo habría aceptado. Con un poco de esfuerzo debido a que la situación era complicada, no por Mike, él era uno de los niños más increíbles que hubiese conocido, sino por Lena, su madre, con quién venía en combo. No me veía a mí misma soportando estar en la misma habitación que ella por un tiempo. En el hospital había estado todo lleno de tensión que soporté por Mike y porque ellos eran importantes para Loren, ¿pero toda una vida de ello? No. Me negaba a vivir viendo cómo lo comía con los ojos o cómo él justificaba sus acciones. Entendía que su vida no era fácil, tenía un niño enfermo, pero nada explicaba que jugara así con un asunto tan serio como la paternidad de Mike. Por Dios. Si Mike fuera mi hijo habría hecho todo lo posible por saberlo y más si de ello dependía su salud. Ni siquiera me importaba que se hubiera acostado con Loren y con su ex al mismo tiempo, no la insultaría por ello, no tenía sentido ya que en ese entonces ni siquiera conocía a Loren y no era quién para juzgar a nadie, ¿pero por qué tenía que aparecer ahora que todo había estado a punto de arreglarse?
¿Por qué Loren le había dado el poder de lastimarnos?
Me cubrí la boca con el dorso de la mano, ahogando un sollozo, al recordar mi reacción. La expresión de su rostro cuando lo había golpeado. Era la primera vez que le hacía daño físico a alguien de esa manera y que mi víctima fuera alguien que amaba, aún después de lo toxica que se estaba volviendo nuestra relación, era mucho que decir. Levantandome de un salto me dirigí con prisa a mi habitación. Conocía a Loren lo suficiente como para saber que en cualquier momento podría aparecer y hacerme olvidar lo que había sucedido con un par de besos, pero no quería olvidar. Quería mantenerlo y asimilarlo porque de ser Mike su hijo esto sería algo que tendría que superar si seguíamos juntos.
En mi cuarto saqué del closet una maleta que papá había comprado para cuando decidiera ir a Dublín a conocer a mis hermanos. Metí en ella toda la ropa que encontré útil para más de un mes. También subí todas mis historias a One Drive por si acaso no volvía. Nunca había ido a Irlanda, pero estaba tentada de quedarme en cualquier lugar donde pudiera tener un poco de paz mental y mi corazón dejase de doler. Cuando terminé tomé mi pasaporte de mi mesita de noche, mi monedero, efectivo en un jarrón junto a la puerta y me dirigí al aeropuerto. Necesitaba procesarlo en un lugar donde mi mente funcionara.
Choqué contra un pecho, sin embargo, cuando intenté salir.
─Anabelle ─dijo sonando acabado, sus ojos mirando la maleta junto a mí con dolor─. ¿Huyes?
Retrocedí dos pasos hacia atrás.
─No puedo hacer esto ahora. Por favor, vete.
Loren se adelantó cerrando la puerta tras él de un portazo.
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Deseos prohibidos © (DESEOS #3)
General FictionLoren Van Allen no es de los que se enamoran de cualquier cosa a primera vista; no compra un par de zapatos hasta probarlos, no cambia su sabor favorito de helado para experimentar con otro y definitivamente no altera el orden de su vida por una muj...