Capítulo 12: Descenso.

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         ─Mamá, estoy bien

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─Mamá, estoy bien.

─No te creo, Anabelle, dejaste a Brandon, tu trabajo, y te fuiste a otro continente con un desconocido sin avisar. ¡Tú no haces cosas así! ¡No estás bien!

Alejé el teléfono de mi oreja por un momento.

─Mamá...

─No, Anna, no estás bien.

─Mamá...

─No quiero saber nada de ti hasta que vuelvas a ser tú misma.

Miré el teléfono con ojos desorbitados después de que colgara. Me dolía cada vez que reafirmaba que le importaba más Brandon que yo, su propia hija, pero haberme colgado sin siquiera preguntar si me hallaba bien era demasiado.

Yo era más importante.

«Merezco más», me recordé.

Si ella me quería, también debía darse cuenta de ello.

Me terminé de alistar y saqué una novela romántica de época, dónde la protagonista no necesitaba ser salvada por el protagonista, de mi maleta. Loren no volvió hasta después de las dos. Hacía uno de mis recorridos de gato curioso por la casa cuando lo vi entrar desde lo alto de la escalera. Estaba tan concentrado gritando y dando órdenes por el teléfono que no se dio cuenta de que lo observaba. Fue directamente a la cocina, sudado y con una expresión escalofriantemente seria, sin echar un solo vistazo en mi dirección.

Suspiré.

─¿Tú eres Anabelle?

Separé mis antebrazos de la barandilla. Junto a mí estaba un rubio alto de ojos verdes casi tan sexy como Loren, pero más guapo en el sentido delicado de la palabra. Usaba un lindo traje marrón que marcaba su silueta alta y delgada. No me sorprendió en exceso verlo aquí. Probablemente era uno de sus vecinos ricos.

Desprendía un aire de príncipe oscuro que absorbía.

Le ofrecí mi mano─. Anabelle Young.

Se relamió los labios antes de apretarla con la suya con delicadeza.

─Ethan Stamford.

─¿Amigo de Loren? ─pregunté devolviendo mi brazo a su lugar junto a mí.

Por más hermoso que fuera Ethan, no había sentido con su toque la chispa eléctrica que sentía con tan solo rozar a Loren. Solo confort.

─Algo así. ─Se encogió de hombros─. ¿Estás de vacaciones aquí?

Sonreí echándole un vistazo al vestido que no encajaba conmigo, pero sí con el lugar dónde estaba.

Deseos prohibidos © (DESEOS #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora