ANABELLE:
Él no se convirtió en el amor de mi vida de la noche a la mañana.
Ni siquiera estuvo cerca de la noche a la mañana.
O tuvo mi número o algo por el estilo.
Pero él sí decidió que yo sería el amor de su vida de la noche a la mañana, solo así, sin considerar el impacto que esto tendría sobre mi vida ya establecida, es decir, que no me arrojaría a sus brazos porque sí o que estaría lista al estilo sopa instantánea. Lo nuestro era un caldo que tenía que cocinarse a fuego lento, todo lo contrario a las cenas de comida rápida a las que estaba acostumbrando. Y, ugh, no estoy menospreciando a otras chicas, realmente me siento bien con ellas sintiéndose tan bien consigo mismas que son capaces de disfrutar sin inhibiciones, hablo de mí. Tenía tantas inseguridades, aún las tengo, que podría clasificarlas en archivos. Inseguridades causadas por mi ex novio idiota. Inseguridades causadas por mi primer amor que no pudo evitar verme más que como su hermanita. Inseguridades causadas por mi madre, cuya manera de amar debería tener una definición propia en la RAE o ser un diagnostico en el manual de enfermedades mentales. Inseguridades causadas por un padre ausente sin explicación alguna. Inseguridades causadas por mis compañeras de trabajo que no utilizan relleno en el bra. Inseguridades causadas por los editoriales que nunca me buscaron.
Etcétera. Etcétera.
En resumen, era un caldo de pollo de semanas de preparación.
Pero mi chico es un valiente. Asumió el reto de que primero tendría que luchar contra muchos obstáculos con los ojos, los ojos más lindos que he visto, cerrados. No estaba disponible, no era la persona que más congeniaba con su mundo, mi madre lo odiaba, todos a su alrededor le decían no era correcto adoptar a la chica pelirroja del kínder de sus sobrinos y, como si fuera poco, lo rechacé varias veces antes de por fin incluirlo en la friendzone. Como si eso no fuera suficiente y necesitara más pruebas para enseñarme que iba en serio, también lidió con mi dolor cuando mi pareja de ese entonces me engañó. Incluso después de que le dije que sí aún era incapaz de creer y, por ello, apreciar que me había ganado la lotería con él. ¿Qué quieren que diga al respecto? Los humanos somos desconfiados. Eso no cambiará tan fácil después de veinte siglos de apuñalarnos por la espalda, sumen a eso mi expediente de personas que se alejaron por no ser suficiente y a otras que se quedaron para recordármelo, pero estoy de acuerdo con ustedes. No hay razón por la cual debí desconfiar en él. Hacerlo trabajar tanto cuando ya todo estaba dicho.
Era suya.
Pero aún así lo hice porque no creía en mí tanto como él.
Nunca pensé que podría ser suficiente para alguien.
─Bien, esto es interesante ─dijo mi nuevo editor luego de leer las primeras páginas de mi segundo capítulo sobre Loren y yo, una versión 0.2 del borrador que le regalé que trataría más sobre cómo recuperar su amor que de ganarlo─. Autopublicas, ¿no? Todo en línea. ─Asentí─. Me encanta cómo juegas con la mente del lector. Adoraría saber cómo haces para escribir algo con lo que muchos se sentirían identificados y a ti millonaria. Yo podría intentarlo. Hay muchos hombres de nuestra edad que no son tomados en cuenta para nada si no hay transacciones bancarias de por medio. ¡Después de que mi esposa me dejó solo he tenido unas cuantas citas con mujeres mayores que yo! También está el maldito problema de que te clasifiquen como tercera edad para todo, mierda, ¡yo aún puedo hacer fila! Podría escribir sobre eso.
Puse los ojos en blanco. Alfred estaba loco, a lo mejor esa era la razón por la que no había renunciado a él como psicólogo después de un par de sesiones seguidas en su consultorio.
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Deseos prohibidos © (DESEOS #3)
General FictionLoren Van Allen no es de los que se enamoran de cualquier cosa a primera vista; no compra un par de zapatos hasta probarlos, no cambia su sabor favorito de helado para experimentar con otro y definitivamente no altera el orden de su vida por una muj...