—¿Cuántos años tienes?—preguntó Christopher mientras Danna, Sophie y él caminaban de la mano por los pequeños senderos de mármol del jardín de la casa hogar donde los niños jugaban unos con otros ignorando por completo al trio que caminaba de la mano.
Sophie le ofreció una amplia sonrisa y luego soltó un pequeño suspiro—Seis. Casi siete.
—¿Siete? Guau, que grande estás—inquirió Christopher de manera cariñosa y la niña rio en voz baja volviendo a sonrojarse.
Por lo menos ya se había controlado después del beso que el ecuatoriano le había regalado.
Danna los contempló a ambos un segundo. Soltó una risita divertida atrayendo la atención de su novio. Christopher le sonrió cálidamente y volvió su atención a la niña rubia de las coletas. Su corazón se aceleró de inmediato. Dudaba que en el mundo existiera un ser más tierno y maravilloso que su novio, con un alma tan pura y con sentimientos tan lindos y nobles como los de ese chico.
Y la mejor parte, era suyo.
—¿Cuándo es tu cumpleaños?—cuestionó el muchacho admirando el azul de sus ojos. Sophie le sostuvo la mirada y luego posó sus ojos brevemente en Danna.
—En tres días—respondió la niña encogiéndose de hombros—O por lo menos eso es lo que decía en la carta que mi mamá dejó cuando me trajo aquí—Christopher entornó los ojos, su respiración se volvió superficial y se arrepintió de haber hecho aquella pregunta. Miró a Danna en busca de ayuda y su novia le sonrió un poco.
—Oye Sophie, estoy realmente sedienta. ¿Podrías conseguirme un poco de agua, por favor? Chris y yo te esperaremos aquí—señaló una banca color blanco y la niña asintió. Soltó las manos de sus acompañantes y se marchó con paso saltarín.
—Soy un bruto, no debí haber preguntado eso—se quejó el muchacho apenas se quedaron a solas.
—No lo hiciste a propósito, Christopher—sonrió y tomó su mano—además, Sophie sabe la verdad del porque está aquí y le caíste muy bien, creo que está experimentando una etapa severa de enamoramiento instantáneo, se sonroja cada vez que la miras—el muchacho sonrió y se acercó un poco a Danna para besar su frente.
—Tal y como hacías tú.—se burló.
—Calláte.
—Eso debe ser muy duro para ella.—hizo una pausa—No puedo creer que hayas crecido aquí—comentó en voz baja.—Es un lugar lindo, pero pierde el encanto cada vez que recuerdo que es un orfanato y que ninguno de los niños que están aquí tienen una familia—negó levemente—Lo primero que haré cuando volvamos a casa será darle las gracias a Renato—ella lo miró con curiosidad.
—¿Y por qué vas a darle las gracias a Renato?—inquirió mirándolo a los ojos. Una autentica sonrisa coqueta se formó en los labios del muchacho y Danna sonrió también.
—Por haberte sacado de aquí y por hacer que aparecieras en nuestras vidas, mi amor. ¿Te parece poco?—dramatizó.—Cuando entramos en el comedor y me di cuenta de la presencia de todos esos chicos ahí y luego al ver la manera en la que Sophie te recibió Dan, no pude evitar recordar que estuviste en su lugar casi doce años....—se llevó la mano de su novia hasta sus labios y el corazón de Danna se aceleró de golpe.
—Cada vez que un matrimonio estaba de visita para conocer a su nuevo posible y futuro hijo yo permanecía escondida detrás de los tambos de basura—confesó en voz baja.
—¿Qué? ¿Por qué hacías eso?—preguntó el muchacho observándola.
—Porque me daba miedo que una familia me acogiera, tenía mucho miedo tener una mamá que me dejara de querer tal y como había hecho la primera, me daba mucho miedo tener un hermano y que de repente me dejara, tenía miedo de tener un padre que me lastimara como lo hizo Marcus....—explicó en voz baja.
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HEY DANNA (LCDLP#2) |CNCO|TERMINADA.
FanfictionSegundo libro de la trilogía LA CHICA DE LOS PATINES. Libro uno: LA CHICA DE LOS PATINES. Libro dos: HEY DANNA. Libro tres: QUERIDA LEYRE. .-.-.-.--. Sí Danna Francis pensaba que iba a librarse de Christopher Vélez tan fácilmente, estaba muy equivoc...