—¡Por favor dime que Jocy ya es real!—pidió Danna mirando a Joel atravesar el umbral de la puerta de la sala de televisión.
El chico la miró un par de lacónicos segundos y le obsequió una increíble sonrisa que por un segundo la castaña pensó que no le cabía en el rostro, y es que la felicidad que Joel Pimentel irradiaba en ese momento era prácticamente vibrante.
—Sí.
—¡Richard y Erick! ¡Me deben cincuenta dólares cada uno!—anunció la muchacha en dirección al par de chicos que veían cómodamente el televisor. Erick soltó un resoplido de frustración, introdujo su mano no vendada en su campera y le entregó un arrugado billete a Danna. Richard entornó los ojos pero no se quejó y tomó su billetera para entregarle otro billete mientras Joel los observaba a los tres con los ojos desorbitados.
—¿Apostaron?—cuestionó indignado el mexicano.
—Loco, no te ofendas pero tú eres demasiado tímido, pensamos que al fin de cuentas te ibas a echar para atrás—le explicó Richard encogiéndose de hombros de manera despreocupada.
—Vaya, me encanta la confianza que depositan en mí. Son unos increíbles amigos, en serio.—murmuró cruzándose de brazos.
—Yo si confié en ti, Joey—le sonrió Dan guardando sus nuevos cien dólares en el bolsillo de sus jeans.
—¡Pero apostaste!—se quejó.
—Pero era para darles una lección a estos dos, no porque realmente no confiara en ti—Joel rio.
—De acuerdo, entiendo tu punto—suspiró—¿En dónde están Zabdiel y Chris, eh? No los he visto desde el medio día—agregó mirándoles.
—Según lo que me dijo Chris estaban haciendo unas compras con Zabdiel para el cumpleaños de Cam.—le informó la muchacha y Joel sonrió.
—Cierto, me había olvidado por completo que el cumpleaños de Camila se acerca—susurró el chico.
—Sabes algo, Joey—comenzó Danna y él la miró fijamente—Acabo de encontrar el uso perfecto para el dinero que gracias a ti acabo de ganar—anunció con orgullo la chica.
—Dios mío, me encanta saber que ganas dinero usándome para hacer apuestas...¡Eres la mejor amiga que alguien podría tener!—Danna lo miró un segundo mientras Erick y Richard se partían de risa.
—¿Eso es sarcasmo?
—Te lo dejo de tarea, querida Danna...
(...)
Danna observó fijamente la pantalla de su computadora portátil, soltó un pequeño suspiro y parpadeó varias veces tratando de aclarar sus pensamientos. Las clases con Jane seguían su curso normal y al día siguiente tenía clase, había tenido tiempo de sobra para preparar un reporte sobre las culturas de varios países pero entre la emoción de las competencias, las fiestas de cumpleaños y los viajes lo había olvidado por completo. Ahora, estaba atascada con la mitad del trabajo y pocas horas para que la clase llegara, estaba completamente segura que no iba a dormir pero tampoco quería darle ningún tipo de motivo a Renato para que se molestara con ella y la reprendiera por su desempeño académico.
Se frotó los ojos y se acomodó el pijama antes de que un par de golpes la sacaran de su estado de concentración.
Miró la puerta blanca con el corazón acelerado esperando que fuera su novio que había pasado prácticamente todo el día con Zabdiel haciendo compras y no lo había visto desde el almuerzo.
—Adelante.—gritó y luego la puerta se abrió un poco. Lo primero que vio fue un círculo gris con ojos y antenas sosteniendo una rebana de pizza de peluche. Ella rio y luego escuchó la inconfundible risa de su novio.
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HEY DANNA (LCDLP#2) |CNCO|TERMINADA.
FanfictionSegundo libro de la trilogía LA CHICA DE LOS PATINES. Libro uno: LA CHICA DE LOS PATINES. Libro dos: HEY DANNA. Libro tres: QUERIDA LEYRE. .-.-.-.--. Sí Danna Francis pensaba que iba a librarse de Christopher Vélez tan fácilmente, estaba muy equivoc...