—No tienes que hacerlo sí no quieres, Dan—afirmó Erick observándola fijamente. Danna soltó un suspiro y negó.
—No, está bien. No pasa nada y salimos de dudas de una vez ¿verdad?—les sonrió un poco y volvió a llevar su atención a Camila que comenzaba ponerse de pie mientras Zabdiel le hablaba al oído.
—Eres muy valiente, muñeca—Danna observó a su novio y él le sonrió ampliamente. Lo abrazó brevemente antes de que los labios del muchacho se posaran en su frente.
—Dan....—apenas la voz de Renato atravesó sus tímpanos de apartó de Christopher.—es su turno....—la chica asintió todavía sin poder creerse lo que iba a hacer pero lanzándoles otra mirada amable a todos los presentes comenzó a caminar.
Todavía le parecía una locura, pero estaba ahí. Siguiendo a su mejor amiga por el angosto pasillo que conducía al pequeño laboratorio. Las paredes blancas y el olor a antiséptico le dieron la bienvenida, su corazón se aceleró de inmediato y sus piernas temblaron en respuesta. ¿Qué iban a hacer después? Sí eso resultaba tal y como Renato y Manuel pensaban, ¿Qué seguía para ellas? Se estremeció cuando sintió la fría mano de la mujer vestida de blanco envolver su muñeca, parpadeó un par de veces como si estuviese saliendo de su trance y observó a Camila sentada una silla con la espalda apoyada en la pared. ¿Y sí todo era una confusión?
Avanzó casi flotando y se dejó a caer a su lado mientras la enfermera comenzaba a preparar las agujas. A Danna no le gustaban, jamás le habían gustado. Recordaba cuando a los cinco años había estado una semana entera en el hospital, las enfermeras malhumoradas entraban cada media hora para administrarle medicamentos. Sus brazos habían quedado morados por los pinchazos que le ofrecían y desde entonces les tenía pavor.
—Respira profundamente y relájate porque si te pones nerviosa complicas mi labor—le ordenó la enfermera tomando su brazo extendido. Danna le ofreció un intento de sonrisa y posó sus ojos en Camila que observaba fijamente como otra mujer extraía un enorme tubo de sangre de su brazo. La piel de Danna se erizó apenas sintió el pinchazo de la aguja en su brazo y sus piernas volvieron a temblar, pero no se movió ni un solo centímetro.
¿Su relación con Camila cambiaría? Soltó un suspiro y la enfermera le sonrió brevemente. Llevó sus ojos hasta el tubo que poco a poco se llenaba con su sangre y luego se relajó cuando finalmente retiraron la jeringa de su brazo. Camila la observó un breve segundo y negó firmemente provocando que el corazón de Danna se agitara. Sí, probablemente su relación si iba a cambiar fuesen los resultados que fuesen.
— ¿Eso es todo?—preguntó Camila a la enfermera que la había atendido. La mujer rubia asintió de inmediato y Danna volvió a buscar los ojos de su mejor amiga pero Camila estaba tan concentrada observando sus manos que no se dio cuenta de ese detalle.
Algo entre las dos se había roto y Danna lo sabía pero no terminaba de comprender que era. —Cuarenta minutos y el resultado estará en sus manos—inquirió la mujer y luego con la mano les hizo un ademan para que se marcharan.
Volvieron hasta la sala de espera donde los chicos y Renato las esperaban, en silencio se sentaron junto a ellos y evitaron mirarse más de lo necesario.
La mente de Camila era un torbellino de ideas. Al principio cuando Renato le había dicho que lo mejor sería que ambas se hicieran una prueba de ADN para descartar –o afirmar en su caso- probabilidades se había reído de lo loco que sonaba la broma de su jefe, pero cuando el rostro del hombre se quedó estático, inexpresivo, supo que en verdad estaba hablando en serio. Existía la posibilidad de que Marcus fuese su padre. Que Danna fuese su media hermana. Y la única manera de saberlo era haciéndolo.
¿Cómo es que Camila Horvat había estado tan cerca de su posible hermana por mucho tiempo sin saberlo? Habían compartido habitaciones de hotel un montón de veces, se habían apoyado la una a la otra en momentos difíciles, compartieron momentos de felicidad y de angustia juntas. ¡Y probablemente eran hermanas!
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HEY DANNA (LCDLP#2) |CNCO|TERMINADA.
Fiksi PenggemarSegundo libro de la trilogía LA CHICA DE LOS PATINES. Libro uno: LA CHICA DE LOS PATINES. Libro dos: HEY DANNA. Libro tres: QUERIDA LEYRE. .-.-.-.--. Sí Danna Francis pensaba que iba a librarse de Christopher Vélez tan fácilmente, estaba muy equivoc...