Capitulo 10

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― ¿Vamos a la fiesta entonces? ―Pregunta Julieta. Camila tiene la vista en su celular, pero de todas formas sabe que se dirige a ella.

Las clases habían terminado hacía unos minutos y las chicas se encontraban caminando por los pasillos de la escuela.

―Sí, no sé, así hacemos algo― dice sin mirarla, se encoge de hombros como restándole importancia.

En realidad Camila está deseosa de ir, algo de lo que le dijo su madre anoche le quedó rondando en la cabeza. Bueno, realmente tras los ruidos que sintió fuera de su ventana, estuvo gran parte la noche en vela.

El tiempo que debió dedicarle a dormir lo empleó para otras cosas, como en darle vueltas a lo que dijo su madre. Tras mucho meditarlo, o mejor dicho tras mucho perseguirse, se le ocurrió hablar con Will y sacarse todas las dudas.

Si era necesario lo iba a atar y amordazar para que lo escuchara, tal vez esos seria mucho, pero era un decir, para que se entienda que a toda costa iba a aclarar las cosas con él. Ya eran más o menos grandes, tal vez les faltaba madurar algunos aspectos, pero Camila creía que era inmaduro para su edad seguir rencorosa por algo que sucedió cuando tenían 14.

Tal vez no estaba tan convencida de que era inmaduro, pero una parte de ella, la más racional, le decía que tratara de olvidar, o al menos dejar de lado ese hecho y enfocarse en el presente.

Sonaba maduro y sofisticado en su mente, eran de esos pensamientos que uno se sorprende cuando aparecen en su mente. Además después del otro día en clase. Agradecía que no hubiera escuchado toda la conversación, si fuera al revés a ella no le gustaría pensar que todo lo que vivieron no fue importante.

―Dale, sus fiestas suelen estar bien, hay alcohol, buena música, comida y van amigos de su hermano ¿Recuerdas aquel rubio con él que hablé en verano? ―Dijo Julieta subiendo el timbre de su voz. La pelirroja se acordaba de la fiesta de la que ella hablaba.

―Si estaba guapísimo ¿No pudiste conseguir su número no? ―Preguntó guardando el celular en el bolsillo frontal de su campera.

―No― dijo desilusionada― Los estúpidos de sus amigos se metieron aquella pelea y nos fuimos enseguida...

Cierto, la fiesta había estado buena, Camila se había animado a bailar con un chico moreno que resultó ser simpátrico, pero todo se fue al carajo. No supo que pasó, solo que de un momento para otro la gente comenzó a agitarse, se oyeron gritos y chillidos femeninos y cuando quiso acordar se había formado una bola de manos y piernas masculinas.

Las chicas salieron corriendo, los puños volaban y no querían ser las receptoras de ninguno de ellos. Su idea de diversión no era lucir un morado.

― ¡Sí! No me hagas acuerdo― respondió girando los ojos Camila.

―Ya, espero que Jeph controle a las bestias. Pero bueno, nos vemos mañana, después de tu turno paso a buscarte con Aaron por tu casa ¿Te parece?

― ¿A dónde vas? ―Preguntó Camila al ver que su amiga se detenía.

―A la biblioteca, tengo que hacer unas cosas para la clase de teatro

― ¿Ya te mandaron tarea? Espero que esto responda tu pregunta de por qué no tomé esa clase

―No es tarea, yo...me ofrecí a buscar obras de teatro...

― ¿Por qué harías eso? ―Dijo Camila con falso horror ¿Quién se ofrece para eso?

―Porque quiero interpretar una obra decente, por eso ¿Acabaste el interrogatorio agente Carter?

― ¿Y esas ñoñadas que dices? ¿Agente Carter? Tanto Netflix te está haciendo mal güerita ―en la última parte Camila imitó, exageradamente, el acento mexicano.

Eres Mia [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora