Maratón 1/3
¡Que la suerte l@as acompañe!
Will soltó un quejido lastimero desde el fondo de su garganta. No sabía qué hacer, a dónde ir. Necesitaba encontrarla. Pero no podía rastrearla, no tenían esa clase de conexión. Parecía que la vida estaba empeñada en recordarle que no era su compañera.
Si lo fueran, encontrarla sería tarea sencilla.
Apretó los dientes y se dejó llevar por la frustración que sentía golpeando la camioneta con fuerza. Estrelló su puño sin contemplaciones, descargando la rabia que sentía en ese puñetazo, la chapa se abolló pero no le importó, tenía ganas de seguir destrozándolo. Era demasiada la frustración que sentía. Se mezclaba con el miedo de que estuviera lastimada. Abrumándolo.
Necesitaba saber qué le había pasado.
Había probado seguir el olor del lobo que había estado en la casa de Camila, pero era demasiado débil y la esencia había desaparecido tiempo atrás, solo quedaban vestigios que no ayudaban a la búsqueda. No tenía nada, nada con lo que poder hallarla.
Iba a tener que llamar a su hermano.
Alex sabría qué hacer, necesitaba pedirle ayuda, aún cuando su orgullo se viera afectado. Camila era más importante. Aún si su hermano no lo ayudara, su padre lo haría. Era un alfa después de todo. Podrían organizar un grupo de búsqueda, o ir él mismo a recorrer la ciudad hasta encontrarla, no se negaría teniendo en cuenta que había un lobo involucrado. Y no cualquier lobo, sino un forastero.
Abrió la puerta de la camioneta de mala gana y agarró el celular que había dejado de olvidado en el asiento del acompañante.
Desbloqueó la pantalla y frunció el ceño al ver que tenía mensajes de un número desconocido. Su primer pensamiento fue seguir de largo ignorándolos, para llamar a su hermano, pero dudo brevemente antes de abrirlos.
Su corazón se detuvo cuando escuchó la voz agitada de Camila. Jadeó y cerró los ojos aliviado al escucharla decir que se encontraba bien y que no tenía de que preocuparse.
Había estado tan asustado.
Nada jamás se sintió peor. La idea de perderla, de que pudiera estar dañada le desgarraba el corazón. Un nudo se le atoró en la garganta, tragó intentando deshacerlo pero fue en vano.
Pasó una mano por su rostro y se metió a la camioneta apenas escuchó que recitaba la dirección de dónde estaba. Salió abruptamente del camino de entrada de la casa de Camila, y pisó el acelerador a fondo dejando una polvacera detrás de él.
Le llamó la atención que fuera cerca de la reserva. Pero no tenía cabeza para pensar en otra cosa más que en su rostro, ya habría tiempo para explicaciones. Quería abrazarla, estrecharla contra su pecho y susurrarle que todo estaría bien, no se tranquilizaría hasta que viera con sus propios ojos que ella estaba bien. No iba a dejarla salir de su lado nuevamente.
En la cabaña Camila se ajustaba los cordones de las zapatillas mientras su primo estaba en el baño. Se mordía el labio, nerviosa. Cada vez se hacía más tarde y eso solo la preocupaba más.
No solo por Will, sino por su madre. No quería ni pensar lo que diría si llegaba y encontraba la casa como la había dejado, enloquecería. Y no se le ocurría una buena razón para explicarle sin tener que decirle la verdad ¿Siquiera le creería si intentaba contarle lo que había pasado en realidad? Lo dudaba, a ella también le costaba creerlo.
— ¿Estás lista? — escuchó que preguntaba Cameron detrás de ella.
Se puso de pie y asintió. Hacía rato que deberían haber salido, pero la herida de ella comenzó a sangrar cuando se movió bruscamente, lo que les hizo tener que detenerse a cambiar los vendajes.

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Eres Mia [Terminada]
WerewolfCuando era pequeña, Camila, conoció a un chico. Él siempre estaba ahí para ella, asegurándose que sonriera y que nadie la molestara. Estaban tan aferrados el uno al otro que cuando se fue, Camila quedó a la deriva. Años después el regresó, pero...