Capitulo 5

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El sábado Camila fue a trabajar, el restaurante estaba lleno, se movía de lado a lado llevando órdenes y pedidos. Había agarrado la onda rápidamente, de manera ágil se desplazaba por entre las mesas del local, los clientes satisfechos con su servicio le dejaban propinas generosas, eso ponía una sonrisa en su rostro cada vez que recogia una mesa.

La madre de Will, Alicia, estaba en la cocina reemplazando a uno de los chefs, por lo que no había cruzado palabra con ella. Sorprendentemente hoy se sentía más segura, no le generaba temor o nervios verla. Al parecer el shock del momento combinado con su ansiedad había causado desastres en su cabeza la noche pasada.

Luego de anotar los pedidos de una mesa, levantó la cabeza de su libreta y vio que ingresaban al local sus amigos, Julieta, Aaron y un par de los amigos del último.

Sonrió y tras asegurarles a los clientes, que estaba atendiendo, que su orden estaba en camino, se dirigió hasta la mesa que ocuparon sus amigos.

Max, otro mesero se estaba acercando para atenderlos, pero Camila le dijo que ella se hacía cargo.

―Buenas noches, mi nombre es Camila y seré su mesera ―anunció con una sonrisa completa que enseñaba sus dientes, exagerando el tono amable que usó con los clientes a lo largo del día.

Todos rieron al escuchar el tono profesional de Camila, esta repartió los menús sin problema. Excepto por Aaron, que al parecer planeaba interpretar a un cliente impertinente

―¿Ya saben que van a pedir? ¿O beber? ―Preguntó con la libreta y bolígrafo en mano lista para anotar.

― ¡Apenas y nos entregaste lo menús! ― Se quejó Aaron dramáticamente, con lo que parecía un exagerado acento británico. ―No puedo decidir tan pronto mujer― agregó, esta vez sonando como alguien perteneciente a un gueto.

―Ignóralo cariño― intervino Julieta rodando los ojos ―Yo quiero una Sprite y la hamburguesa de la casa.

― ¿Qué tal son las pastas? ―Cuestionó su amigo con semblante pensativo.

―No lo sé, pero son caseras, supongo que están bien

― ¡Error! ―Exclamó Aaron― no puedes responder así, debes vender el producto, asegurar que son fabulosas― Camila miraba divertida al pelinegro que hacía gestos con la mano mientras se explicaba.

―Si un cliente te pregunta que tal está cualquier cosa del menú, aunque sea...― su amigo bajó al mirada y leyó uno de los platos―...La ensalada Waldorf, debes decir que es genial y sonreír como chica de comercial de pasta de dientes.

― ¿Qué hablas idiota? ― inquirió Julieta mirándolo con fastidio― Ordena ya y déjala volver a trabajar.

―Tu cierra la boca― dijo Aaron apuntando a Julieta, quien lo miraba con ganas de golpearlo. Volviendo su atención a la pelirroja continuó hablando― ¿Quieres conservar el trabajo?

― ¿Qué tiene que ver eso con las estupideces que dices? ―Cuestionó nuevamente la rubia

― ¡Deja de interrumpirme! Acepta que no siempre serás el centro de atención Albi ― Camila al ver el rostro de su amiga, ante el apodo empleado por Aaron, se apresuró a responder. Quería evitar que aquellos se vieran envueltos en una de sus típicas disputas.

―Sí, quiero conservar el trabajo

―Bien, en ese caso ― respondió con una sonrisa, al conseguir que le siguiera el juego― Si te digo ¿Qué tal están las pastas? ―hizo un gesto con la mano para que ella respondiera y la miró expectante.

Eres Mia [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora