Eres Mia [Terminada]

Capitulo 40

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Capitulo 40

— ¿Estás insinuando que Will tiene a otra? — inquirió dándose la vuelta para enfrentarla.

— ¿Otra? Cariño, ¡Tú eres la otra!

Camila elevó ambas cejas y el esbozo de una sonrisa comenzó a formarse en sus labios.

— De todas las cosas que podrías inventar, de hecho esta es la más patética, Hannah. No puedes, estar esperando que te crea esto — terminó con una risa al final que brotó inconscientemente.

Negó con la cabeza, bajando la mirada a sus pies mientras continuaba riendo de lo que acababa de escuchar. Se reprendió por haber tomado en serio a Hannah en primer lugar.

Jamás debí haberle hecho caso

— ¡Pobre! — exclamó en respuesta, inclinando la cabeza hacia atrás — Te tiene tan engañada que ni siquiera dudas de él. Pero la verdad, es que en este momento está con alguien más.

— ¿Su madre?

Tal vez la habría tomado enserio, si no hubiera tenido que prácticamente sobornar a Will para que no fuera a su casa más temprano, cuando se reunió con Cameron y su mamá.

— Búrlate todo lo que quieras. Ya veremos quién se ríe.

— Hannah, este es el cliché de secundaria más grande de la historia. Creo que este recurso lo usan en todas las películas americanas, para público adolescente ¿Has estado mirando mucho Netflix?

Finalmente comprendía el atractivo del que hablaba Hannah al meterse con ella. Era en verdad satisfactorio ver como su labio se crispaba y sus ojos ardían por el enojo.

— Pareces muy segura para alguien que vivió una mentira toda su vida.

La sonrisa que tenía momentos antes se desvaneció. Lo que acababa de decir fue como un balde de agua fría, había tocado una fibra sensible. Maldijo entre dientes, por darle tanto poder, sin embargo, por más que supiera que solo quería sembrar cizaña, no podía negar la verdad.

— Si, esa expresión me gusta más — continuó la morena — No me creas si no quieres, pero es la verdad. Will tiene a alguien más, o mejor dicho; la engaña contigo.

Aspiró aire bruscamente conteniéndose, no iba a darle el gusto de verla afectada.

— Gracias por el aviso.

— No me agradezcas, ya te lo dije no lo hago por tu bien— respondió recobrando su altanería.

No estaba dispuesta a seguir escuchándola. Sin decir nada más dio media vuelta y camino la distancia que la separaba de la puerta.

— ¿No te gustó lo que escuchaste? — preguntó detrás de ella, al ver que no tenía intención que continuar en su casa.

Abrió la puerta y sin darle una segunda mirada siguió caminando.

— ¡Pregúntale por su Mate y sabrás que no miento!

¿Mate?

Tuvo el impulso de detenerse, por un segundo sus pies casi se plantan firmes en el lugar. Pero recurriendo a su fuerza de voluntad, continuó andando, si no se iba de allí enloquecería.

Si era posible su cabeza era un lio mayor que cuando llegó. Que estúpida había sido al pensar que yendo a su casa iba a lograr aclarar algo del embrollo que era su vida. Lo único que consiguió fue empeorar todo, ahora solo tenía más dudas.