01 | MIDGARD

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CAPÍTULO I: MIDGARD

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CAPÍTULO I: MIDGARD

—Mia Campbell—

—Diablos, soy un completo desastre para esto.

Retire el pan del horno provocando que una ligera capa de humo envolviera el pequeño espacio de la cocina. Abrí la ventana y corrí a cerrar el horno luego de sacar el pan «ligeramente quemado» el cual lucía como pequeñas bolas de carbón.

Bufé exhausta, era la tercera vez que intentaba hacer algo en el horno desde que vivía sola y se me quemaba.

—Veamos el lado positivo, ¡Hoy no subiré de peso! — eche el producto carbonizado al basurero mientras arreglaba el lugar, no es que haya ensuciado mucho pero con el apuro de sacar las cosas del horno había pasado a tirar uno que otro paño. —Es genial vivir sola.

Si, llevaba viviendo 3 años sola y aún no podía realizar las cosas que las personas normales harían si vivieran despojadas de la sociedad.

La voz de mi tía llegó a mi mente; «Amor, no importa si no puedes hacerlo, porque aunque se que lo intentas algún día llegará alguien y te enseñará a lograrlo. No siempre la mujer es la que se encarga de enseñarle al hombre.»

Mi tía era una completa revolucionaria para la época en que había vivido, ella en los 90's cuando yo apenas era una niña, se había encargado de cuidarme sola y se enmendó en enseñarme que una mujer podía ser fuerte sin necesidad de un hombre. Que no era obligación seguir los márgenes de la sociedad y estar casada para ser feliz, una mujer podía mantener una casa, una familia.

Ella siempre fue una luchadora ante todo, a pesar de que mi madre y mi padre jamás estuvieron, ella me enseñó a no odiarlos por no estar ahí ya que no sabíamos los motivos que los habían llevado a esto.

Que siempre había un motivo para todo.

Mi amada tía Jess siempre fue una inspiración para mi, aún lo seguía siendo aunque ya me haya dejado unos años atrás por culpa de la vejez.

Suspiré frustrada revisando los múltiples papeles que se encontraban adheridos a mi refrigerador, casi saturándolo por completo.

Eran números de comidas rápidas.

Tome el de comida China ya que fue uno de los primeros que vi y marqué al número que se encontraba en el.

—Buenos días, quisiera encargar un Chow Mein mediano y 6 camarones fritos. — recorrí mi pequeña casa mientras escuchaba la voz del vendedor al otro lado de la línea. —A nombre de Mía... si, la misma.

Luego de unos minutos por teléfono informando sobre la dirección de mi casa, me recosté sobre el sillón para tomar el libro que había estado leyendo toda la tarde.

Y si, también el causante de que mi maravilloso intento de pan se frustrara rotundamente.

Hoy tenía libre por lo que me mantuve en mi comedor disfrutando de la compañía de la lectura, era algo que amaba demasiado y a pesar de trabajar en una librería, seguía obsesionada por agrandar cada vez más mi conocimiento respecto a todo lo que se encontraba en esas páginas.

𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒕𝒖𝒚𝒂. (𝙻𝚘𝚔𝚒 𝙻𝚊𝚞𝚏𝚎𝚢𝚜𝚘𝚗)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora