12 | LOKI

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CAPÍTULO XII: LOKI

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CAPÍTULO XII: LOKI

—Mia—

Tenía frío, me abrasé con mis manos así tratando de apaciguar los leves temblores que brotaban de mi cuerpo. Mire a mi alrededor y todo se encontraba oscuro, pronto la luz iluminó de a poco el lugar y pude observar a mi alrededor. Estaba en un lugar congelado, el hielo estaba por todos lados. Grandes montañas cubiertas por la nieve se veían a lo lejos y el hielo a mis pies resonaba. En el cielo la penumbra en tonos azul y negro rodeaba el lugar.

Me recorrió un escalofrío, mis manos comenzaron a temblar y cuando las vi se volvían azules. Asustada comencé a sobármelas para quitar aquel color de mi piel. La tristeza, vergüenza y odio se apoderaron de mi pecho.

Mire como el color azul desaparecía de mis manos, volviendo a la normalidad, pero esos sentimientos no me abandonaban. Ahí cuando mire alrededor y me encontré a Loki, dándome la espalda.

Llevaba el traje con el cual lo encontré la primera vez, podía observar con más claridad el traje desde atrás, negro con ciertos toques en los bordes de un verde oscuro. Sonreí al encontrarlo, me acerqué y toqué suavemente su espalda haciendo que esté se volteara.

Me pasme al verlo.

Estaba azul, cicatrices blancas recorrían su cara y cuello, las manos le temblaban mientras también tomaban ese tono azulado como hielo. Sus ojos me miraban asustados, aguados, de un color rojo intenso.

El miedo me invadió. Pero no porque temiera de Loki, temía ser en lo que se había transformado.

Ahí comprendí que sentimientos no eran míos, sino de él. Miraba sus manos con los ojos cristalizados. Una lágrima corrió por su rostro e intente acercarme para quitarla pero él desapareció. Quede estupefacta por lo que sucedía y entonces todo alrededor cambió, velozmente.

Ahora estaba en un lugar cálido, grandes edificios se encontraban a mi alrededor, el color dorado y el verde de los árboles eran los que dominaban ahí. Escuché unas risas y caminé hacia donde provenían. Dos niños jugaban cerca de un acantilado, tenían cerca de 5 años aproximadamente.

Uno era rubio, vestía de negro con tonos dorado y tenía una capa roja en su espalda, iba gritando por todo el campo mientras sonreía triunfador.

—¡Te lo dije hermano, soy el mejor! — miró a otro muchacho a su lado, pude ver sus ojos azules entusiasmados brillar con el sol.

El otro niño, pelinegro, caminaba con tranquilidad. Vestía con ropa verde oscura, y una polera un poco más clara, sonrió hacia el otro niño y bufó divertido.

Algo llamo su atención provocando que mirara hacía un extremo del lugar, dejándome vista perfecta de su rostro. Dejo a la vista unos ojos verdes que me revolvieron el estómago. Conocía esos ojos.

𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒕𝒖𝒚𝒂. (𝙻𝚘𝚔𝚒 𝙻𝚊𝚞𝚏𝚎𝚢𝚜𝚘𝚗)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora