06 | UN ROCE DE HIELO

3.2K 270 51
                                    

CAPÍTULO VI: UN ROCE DE HIELO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO VI: UN ROCE DE HIELO

Quedaba poco más de 2 horas para que terminara mi trabajo en la biblioteca. Había estado leyendo toda la mañana y tarde sobre Mitología Nórdica, poseía una gran plantilla de Dioses y como se habría creado el universo, pero nada más detallado.

Seguí por las páginas encontrándome con algunos escritos hacía Odín y quién era, pero encontraba extraño como estos libros se expresaban.

Algo de manantiales, serpientes y otros tantos raros nacimientos, que de cierta manera me perturbaron.

Había estado un buen momento así hasta que leí algo que llamo mi atención:

«Loki, Dios del engaño»

Había muy poca información respecto a él. Lo principal era que vivía en Asgard. Algo de que había sido adoptado por Odín y que convivía junto a Thor como su hermano.

Habían demasiadas cosas, cosas que no llegué a entender del todo así que cerré el libro cuando escuché la puerta abrirse y lo guardé en mi bolso para llevarlo a casa.

Mire hacia la entrada y sonreí al reconocer una cara familiar.

—Alex.

—Mia. — el joven rubio se acercó estrechándome fuertemente contra su duro pecho. —Hace tanto que no te veía, ¿Qué ha sido de ti? Realmente me sorprendió tu mensaje.

Se acomodó junto a mi en uno de los sillones de la librería, el lugar estaba vacío así que no le di importancia en dejar el trabajo de lado unos minutos para conversar con mi viejo amigo.

—Pues nada, me he dedicado a trabajar únicamente. — sonreí, sus ojos azules me observaban con emoción. —¿Y que hay de ti?

—Trabajó en Nueva York, de vez en cuando me gusta venir a relajarme para acá. — pasó un brazo encima de mis hombros tirándome hacía él, juguetón. —Si que te extrañaba, pequeña. Debo admitir que me sorprende que estés más alta que la última vez.

Reí ante su comentario, esto de ser alta nunca me había fascinado ya que casi siempre tendía a ser la más alta de mi grupo de amigas. De alguna forma siempre era del mismo porte que los hombres con los cuales salía.

Y eso no me favorecía cuando quería usar tacones.

—Bueno, aunque tu estás más bajito.

—¡Eh! — colocó una mano en su pecho como si le hubiera destrozado el corazón con mi comentario. —Las palabras duelen.

Estuvimos hablando por varios minutos hasta que se hizo la hora de irme, Alex como buen amigo «y alguien muy obstinado» me convenció para ir a dejarme, ya que a él no le incomodaba en lo absoluto dar unas vueltas en su auto.

𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒕𝒖𝒚𝒂. (𝙻𝚘𝚔𝚒 𝙻𝚊𝚞𝚏𝚎𝚢𝚜𝚘𝚗)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora